Aprender una lengua en otro país es uno de los objetivos académicos más frecuentes entre estudiantes de todas partes del mundo, en especial de Hispanoamérica y España.
¿Dónde estudiar un idioma en el exterior? Importante pregunta con múltiples respuestas
Además del beneficio evidente de la “inmersión lingüística”, plantearse con seriedad el estudio de uno o dos idiomas en el extranjero entraña otros fines loables adicionales para los jóvenes estudiantes.
Entre estos, señalamos la búsqueda de cierta independencia y la noción de experimentar el “vivir solo”; hacer nuevos amigos y conocer gentes de diferentes culturas y procedencias; explorar en profundidad un país o ciudad de interés; comprender el sistema educativo de la nación elegida con la idea de realizar allí los estudios universitarios de primer ciclo (pregrado) o segundo ciclo (postgrado); así como tantear un mercado laboral internacional con miras a una posible emigración.
El aprendizaje de un idioma en el exterior está muchas veces ligado al objetivo específico de la emigración. De hecho, dominar una lengua extranjera constituye el primer paso para emigrar.
Jóvenes y profesionales adultos requieren demostrar el manejo de idiomas extranjeros, como inglés y francés, para participar en los procesos de selección de los llamados programas de emigración económica de naciones como Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
La decisión, por lo tanto, es sumamente relevante, no solo por la inversión económica que representa para el participante, sino también por el impacto que ese aprendizaje tendrá en los próximos pasos del potencial emigrante.
Quiero estudiar un idioma en el exterior, pero ¿por dónde empiezo?
Planear un curso de idiomas en el exterior conlleva ciertas dificultades. En efecto, las dudas abundan y pasan por preguntas tan simples como dónde, cómo y cuándo.
Se exhorta a pensar en el presupuesto, en las metas que se esperan alcanzar con la lengua aprendida y en el tiempo que se dispone para los estudios.
Los siguientes consejos amplían los puntos señalados y dan luces para la planificación de un viaje al exterior por inmersión lingüística:
Establecer el presupuesto
Como se suele decir popularmente: «Hay que comenzar por el principio». Definir la cantidad de dinero que se dispone para el curso determina todo: el lugar de estudio, la institución, el programa de estudio, el tipo de alojamiento, el tiempo que se consagrará a la ejecución del objetivo, etc.
Los costos de un curso de idiomas en el exterior varían notablemente según el país seleccionado y la clase de institución, pero hay maneras de ahorrar. Por ejemplo, un destino académico cercano al lugar de origen implica una valiosa economía en el precio del boleto aéreo.
Con un presupuesto limitado, una solución sensata sería tomar los niveles básicos en el propio país y plantearse el curso en el exterior una vez que se haya alcanzado un grado intermedio en la lengua de interés. De esta forma, se sacará mayor provecho a la inversión económica en el extranjero.
A la hora de formular el presupuesto importa sobremanera que el estudiante entienda que no podrá trabajar mientras estudia. De ordinario, un alumno no tiene permiso de trabajo mientras se dedica a sus estudios.
En Canadá, Estados Unidos y Australia, a veces, les permiten laborar a medio tiempo en horas libres y fines de semana. En general, son los típicos empleos de estudiante: mesonero, ayudante de cocina, empleado en la biblioteca de la universidad o preparador académico.
No obstante, los salarios que pagan en esas ocupaciones nunca alcanzarán para cubrir la matrícula escolar. Por consiguiente, el interesado, debe contar con todo el dinero necesario para costear sus estudios.
En el caso específico de los venezolanos, que deben tramitar la adquisición de dólares a tasa preferencial para estudiantes, a través del organismo oficial Cadivi, se recomienda no salir del país hasta tener aprobado y disponible el dinero para cubrir los estudios y la manutención.
Es preferible atrasar el período de inicio de las clases, que incumplir con los pagos por la falta de la remesa respectiva.
Fijar el lapso de estudios
Consiste en determinar cuánto tiempo el estudiante puede permitirse vivir en el exterior. La duración de los programas de aprendizaje de una lengua varía: tres o cuatro semanas, tres meses, seis meses o un año.
Cuando el objetivo se centra en lograr el bilingüismo total, la inmersión lingüística de un año es lo más aconsejable. En cambio, si se busca mejorar las destrezas básicas o avanzadas que ya se poseen, un curso de tres semanas en adelante resultará muy útil.
Si la finalidad es prepararse para un proceso migratorio, como la entrevista con el funcionario de inmigración canadiense, o la presentación de los exámenes de suficiencia idiomática exigidos a los candidatos a la inmigración (IELTS, TOEFL, DALF, etc.), con gran probabilidad bastará con un mes de estudios intensos.
En cualquier caso, si surgiesen dificultades en este aspecto, habrá que exponerlas al instituto de idiomas. Las academias serias saben determinar el nivel que un alumno puede alcanzar en cada curso y el tiempo requerido para ello.
Elegir el destino
La decisión de todos los desvelos: ¿a dónde me voy a estudiar? Las opciones son varias e incluyen Norteamérica, Europa y -¡buena noticia!- las Antillas.
Estados Unidos y Canadá puntean siempre las preferencias de los latinoamericanos por tratarse de destinos académicos clásicos, que gozan de una excelente reputación por la calidad de la enseñanza y el elevado nivel de vida y de seguridad que brindan a los estudiantes universitarios.
Canadá, en particular, ofrece la gran ventaja de su condición de país oficialmente bilingüe, donde se pueden aprender inglés y francés en la misma localidad. Además, los interesados en emigrar a esa nación norteamericana, aprovechan la estancia académica como viaje exploratorio. Una estadía de estudios de tres meses y más aporta puntos a un candidato en el llamado Sistema de Puntos de Canadá.
Las Antillas lucen como una destinación bastante favorable para los latinoamericanos por su cercanía geográfica. Plazas como Trinidad y Tobago destacan por su vasta oferta de cursos de inglés, a precios sumamente competitivos y con el prestigio de una enseñanza británica.
Una ventaja adicional: el estudiante se sentirá obligado a hablar inglés y no caerá en la tentación de socializar en español, como sucede en ciudades norteamericanas que registran una alta proporción de población hispana.
La exigencia de una visa de estudiante se convierte, asimismo, en un factor clave para seleccionar el destino. En algunos países no se necesita visa para estudiar, mientras que en otros solo se requiere para cursos que excedan los tres meses de duración.
Se sugiere, por lo tanto, revisar las condiciones de los visados de estudio de Canadá, Estados Unidos y Australia antes de tomar la decisión.
Por su parte, Australia atrae un sinnúmero de estudiantes de España, gracias al convenio binacional que les permite a los españoles vacaciones de estudio en Australia.
En fin, resulta decisivo escoger un lugar atractivo, donde el estudiante se sienta a gusto. Nos referimos a un país que le interese, donde pueda llevar a cabo actividades extracátedra placenteras y el turismo local lo incentive con buenas ideas para el fin de semana y el tiempo libre.
Atender las razones del clima
Si se prefiere un país con las cuatro estaciones climáticas, como Estados Unidos o Canadá, hay que planificar el curso para el verano. Esta advertencia es sobre todo importante para aquellos que provienen de regiones tropicales, desacostumbrados a los rigores del invierno.
Por el contrario, si el estudiante desea vivir la experiencia invernal, debe incluir en su presupuesto una suma destinada a la adquisición de la ropa de invierno, la cual puede ser costosa.
Se insiste, sin embargo, en la época veraniega por considerarla propicia para el disfrute de actividades extracátedra y el intercambio con otras personas; ya que los días son más largos e invitan a socializar, lo que aumenta, en consecuencia, las posibilidades de practicar la lengua.
Escoger el instituto de estudio
Sin duda, otra decisión crucial. En esta etapa deben analizarse muchos factores: la calidad de enseñanza del instituto (mejor si se cuenta con alguna referencia); la oferta académica, incluyendo la diversidad de cursos y de programas; la localización en la ciudad seleccionada (zona segura o céntrica, con acceso a servicios básicos: restaurantes, paradas de autobuses, etc.); las facilidades extras para estudiantes internacionales, tales como: alojamiento, gestión de visas, seguro médico, etc.
El prestigio del instituto se mide por sus años de existencia, las referencias de estudiantes, actuales y anteriores, la calidad de su cuerpo de profesores, los registros oficiales refrendados por las autoridades oficiales del país, y la visibilidad de su marca comercial.
Un aspecto por observar consiste en la oferta institucional de los programas de preparación para los exámenes de suficiencia académica más conocidos, como IELTS, TOEFL, TEF, DALF, etc., y si cuenta con la infraestructura adecuada para administrar las pruebas correspondientes.
Buscar alojamiento
Otra asunto importante radica en determinar dónde alojarse. Nos remitimos entonces al primer consejo de la lista: el presupuesto. Este determinará el tipo de estancia conveniente.
Se puede elegir entre residencias de estudiantes, alojamientos en casas de familia (muy populares y suelen incluir una o dos comidas) y una vasta variedad de hoteles y albergues de diversos precios y comodidades.
Numerosos institutos de idiomas presentan paquetes que incluyen el alojamiento. Esta oferta suele ser ventajosa para los alumnos internacionales.
Asimismo, es posible consultar las páginas de alojamientos para estudiantes en Canadá, Estados Unidos y Australia.