Una realidad que ha sido común desde hace décadas para ciudadanos de los países centroamericanos, cobra ahora un nuevo matiz con la oleada de venezolanos que han estado cruzando a pie la frontera Sur de Estados Unidos.
Migrantes venezolanos huyen de la pandemia cruzando el Río Grande
Tras recorrer un trecho de poco más de 160 metros, unos quince minutos de marcha, los caminantes llegan a la frontera estadounidense, donde la patrulla fronteriza se encargará de trasladarlos a alguno de los refugios y organizarlos. Es una distancia que no parece mucho, pero que caminando dentro de un río, cuyas aguas llegan a veces hasta la cintura, puede llegar a ser una eternidad.
En esos grupos hay de todo: adultos viajando solos, familias con niños pequeños, personas mayores que han viajado desde distintos sectores de Venezuela hasta México (por vía aérea) con un solo objetivo en mente: atravesar esa frontera y llegar a Estados Unidos. Algunos tienen familia allí, que los espera. Otros, han emprendido solos esa peligrosa travesía.
Solo en el mes de junio de 2021, se reportaron más de 300 venezolanos en Del Río, la pequeña población tejana que sirve como puerto de arribo para estos migrantes. De acuerdo a las autoridades migratorias estadounidenses, durante los 6 primeros meses de 2021 más de 10 mil venezolanos han ingresado ilegalmente a Del Río. En toda la franja de Texas, el total asciende a más de 12 mil.
Para cruzar, muchos de estos migrantes han pagado ya a algún coyote (que se identifican a sí mismos como “agencias de viaje”) montos que oscilan entre los 2 mil y 3 mil dólares estadounidenses. La mayoría de ellos pide asilo, pero deben pasar los procesos regulares de control fronterizo (como la comprobación de que no tengan antecedentes penales) para poder calificar para ese beneficio.
Un tránsito peligroso, en muchos sentidos
Aunque para muchísimas personas provenientes de países centroamericanos esta es una realidad que lleva décadas, para los venezolanos es un tema más reciente.
Profesionales, doctores, ingenieros: esta migración venezolana a pie incluye a muchas personas que no tenían contemplada esta solución, pero que, ante la ausencia de alternativas, han terminado emprendiéndola.
Y si bien algunos de ellos están económicamente preparados para costear sus viajes, por supuesto que es un periplo que implica riesgos.
En febrero de 2021, una mujer venezolana falleció por hipotermia, producto de la exposición a las bajas temperaturas que el agua alcanza durante esa época del año. En otras temporadas, el calor puede ser extenuante, y no apto para personas que tengan alguna condición médica, así como para los niños o adultos mayores.
La esperanza, después de cruzar, se centra en tomar un autobús hacia algún otro destino en Estados Unidos, en donde en muchos de los casos hay un familiar o amigos esperando para recibirlos.
El muro, otra vez
Desde luego, el cruce ilegal de venezolanos a través de la frontera en Texas levanta todo tipo de reacciones. Y si bien hay personas que pueden empatizar con las razones que llevan a tanta gente a poner en riesgo su vida para ingresar al país por esta vía, también está presente la xenofobia.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, anunció en junio de 2021 que hará construir un muro en la frontera con México, al mejor estilo de la todavía muy reciente era Trump. Se queja de la “carnicería” que ha causado la inmigración ilegal en el estado (refiriéndose a daños materiales como cercas de residencias privadas y viviendas invadidas, así como a otras situaciones más amenazantes, como la presencia de traficantes de drogas y de personas). Ha amenazado con encarcelar a los migrantes ilegales, una jugada que tiene desde luego tintes políticos.
Los migrantes pandémicos
Con las vías regulares cerradas por la pandemia, algunas personas han optado también por estos cruces ilegales, una situación que parece haber tomado a la administración Biden por sorpresa.
Pero un factor que ha sido determinante aquí es el estado del control de la pandemia en América Latina.
Durante el último año, muchos de los 17 mil venezolanos que han cruzado en algún punto de la frontera Sur de Estados Unidos de manera ilegal estuvieron viviendo en otro país y están desplazándose por segunda vez: habían salido de Venezuela para establecerse en algún otro país suramericano y, con la llegada del COVID-19 y el estado de alarma que impera en la región, han decidido intentar reubicarse en territorio estadounidense.
Datos oficiales aseguran que un 42% de las personas que han migrado ilegalmente este año provienen de un país distinto a México, El Salvador, Guatemala y Honduras, las nacionalidades que suelen ser las que más emplean esta vía de ingreso.
Otro rasgo que distingue a los migrantes venezolanos es que una vez del lado estadounidense, se entregan a las autoridades para pedir asilo. En este sentido, muchos de ellos están informados del proceso y saben cómo buscar un abogado y relatar su historia cronológicamente, lo cual facilita sus procesos.
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Publicado el 25 de julio de 2021.