Los refugiados tienen un Equipo Olímpico

Un atleta olímpico refugiado ha sido rechazado para regresar al país que lo acogía.

Por segunda vez, después de Río 2016, una olimpíada cuenta con un Equipo de Refugiados, una iniciativa esperanzadora que es posible gracias a un programa de becas del Comité Olímpico Internacional. Al mismo tiempo, uno de sus miembros ha sido rechazado para regresar al país que lo asilaba.

La historia del Equipo Olímpico de Refugiados

Durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que tuvo lugar el 23 de julio de 2021 (y cuya celebración se vio retrasada un año entero, a causa de la pandemia de COVID-19), un equipo muy especial desfiló en el Estadio Olímpico de la capital japonesa.

Un total de 56 prometedores atletas de 13 países conforman el Equipo Olímpico de Refugiados (EOR, por sus siglas en francés). Vienen de sus países de acogida: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Croacia, Egipto, Francia, Holanda, Israel, Jordania, Kenya, Luxemburgo, Portugal, Nueva Zelanda, Trinidad y Tobago, Turquía, Reino Unido, Suecia y Suiza; y participarán en 12 deportes: atletismo, bádminton, boxeo, canotaje, ciclismo, judo, karate, taekwondo, tiro, natación, levantamiento de pesas, y lucha.

Este equipo no posee una bandera ni un himno propios, por lo que será siempre representado y acompañado por la bandera y el himno olímpicos.

Una historia reciente

Se trata de una delegación de creación muy reciente. En el año 2015, en la Asamblea General de las Naciones Unidas se anunció la creación del Equipo Olímpico de Refugiados para participar en los juegos de verano de 2016, que se llevaron a cabo en Río de Janeiro.

A diez meses de ese anuncio, diez atletas, provenientes de varios países africanos, estaban compitiendo codo a codo con las delegaciones internacionales, enviando un mensaje esperanzador a los jóvenes deportistas en todo el planeta y también a los niños que aspiran a serlo:

También las personas refugiadas tienen derecho a participar en unos juegos olímpicos.

Gracias al apoyo recibido por el Comité Olímpico, a través de la organización Olympic Solidarity, estos jóvenes han podido continuar con su carrera deportiva allende las fronteras de los países que tuvieron que abandonar, además de tener la oportunidad de competir en el espacio más ambicionado por todo deportista, y vivir la experiencia que representa una olimpíada.

La realidad de un atleta venezolano refugiado

Si bien el hecho de que la existencia de esta delegación sea algo esperanzador, no significa que el tema del refugio sea una realidad sencilla para quienes la experimentan.

Uno de los miembros del equipo, el joven boxeador venezolano Eldric Sella Rodríguez, quien vivía en Trinidad y Tobago como refugiado, ha sido rechazado por ese país para regresar, por tener su pasaporte venezolano vencido.

Para que pudiera participar en la Olimpíada, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) le tramitó una visa que le permitiera ir a Japón a través de Estados Unidos, a pesar de tener un documento expirado. Pero ahora, llegado el momento de regresar, Trinidad y Tobago, donde se encuentran en este momento su padre y su novia, ha anunciado que no le permitirá la entrada.

Y aunque actualmente ACNUR se está ocupando de ubicar un país que reciba a Sella y a su familia, la situación ilustra apenas una cara de la inestabilidad que se sufre al ser una persona refugiada.

La increíble travesía de una nadadora refugiada Siria

Yusra Mardini, una nadadora siria de 23 años, escapó de Siria en un bote con 18 personas, y valientemente se lanzó al agua junto a otras dos personas, cuando la embarcación empezó a naufragar, para empujar el bote hasta un lugar seguro.

Llegó a Alemania, donde actualmente vive como refugiada, y sigue entrenando para lograr su sueño olímpico. En 2016 fue seleccionada para Río de Janeiro y actualmente continúa su carrera en los Juegos Olímpicos en Tokio 2020.

De acuerdo con las cifras oficiales de ACNUR, actualmente en el mundo hay 82,4 millones de personas que se han visto desplazadas de manera forzosa de sus países. De ellas, 4,9 millones de venezolanos habían abandonado su país a finales de 2020.

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Publicado el 29 de julio de 2021.