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  • en respuesta a: Porque tanto subdesarrollo en latinoamerica #201499
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    Amigo José, creo que tengo la respuesta para tu inquietud, no es de mi inspiración y está analizada en función de Venezuela, pero creo la puedes extrapolar a toda Latinoamérica, es un poco larga pero te recomiendo la leas pacientemente, también debes entender que un tema tan complejo no se puede resumir en dos palabras. Esto fue escrito por un ilustre venezolano llamado Arturo Uslar Pietri para una conferencia y te lo transcribo de seguido:

    Los venezolanos y el trabajo

    Arturo Uslar Pietri

    Sábado, 1 de marzo de 1997

    Esta es una introducción un poco solemne que hago y que no corresponde a mi intención. Cuando tuve noticias de que se estaba preparando este ciclo de conferencias, le di mi apoyo más entusiasta, porque considero que se trata de un tema fundamental que está, hoy en día, en el centro mismo de lo que pudiéramos llamar el problema venezolano, y que una reflexión seria, responsable, confiable sobre qué se puede hacer para que en la mente del venezolano medio se restablezca esa relación rota entre la idea de trabajo y la idea de riqueza es de una importancia fundamental.
    Culturalmente, el venezolano no ha asociado nunca la idea de riqueza con la idea de trabajo. Este es un aspecto muy importante, digno de ver. Somos los hijos de una herencia cultural y, en el fondo de nosotros, a veces subconsciente o inconscientemente, aparecen esas concepciones casi instintivas que hemos recibido, que hemos mamado, que hemos heredado de un pasado muy remoto.
    Los tres grandes actores culturales que formaron, por así decirlo, el sustrato cultural de la Venezuela actual no nos dieron una herencia positiva que asociara la idea de trabajo y la idea de riqueza. Todo lo contrario.
    Habría que empezar por evaluar esa herencia cultural. Empecemos por el español del siglo XVI; no valoraba el trabajo, lo despreciaba, el trabajo era servil, el trabajo descalificaba socialmente, no se podía ser hidalgo, condición a la que aspiraban millares de
    españoles o que la ostentaban, si se podía probar de alguna manera que se había trabajado alguna vez o que se trabajaba. Para el hombre de condición, para el hombre de respetabilidad social, el trabajo no entraba en las posibilidades, las cuales eran muy sencillas: o la corte, la función pública; o la guerra, la acción armada que permitía a una persona subir socialmente; o la iglesia. Esos eran los caminos que estaban abiertos. El camino del trabajo no existía porque descalificaba socialmente.
    Hay dos personajes que la literatura española del siglo XVI ha retratado admirablemente y que reflejan este conflicto fundamental. Uno es el hidalgo. Don Quijote era la personificación del hidalgo por excelencia, pero como Don Quijote había millares de hombres que vivían en la pobreza, en la mayor estrechez, para mantener sus pretensiones de nobleza, para no descalificarse socialmente, llegando a los mayores sacrificios. En uno de los grandes libros de la literatura española del siglo XVI. El lazarillo de Tormes, que es una obra fundamental para entender nuestro pasado cultural, se pinta el caso del hidalgo que se moría literalmente de hambre, que mandaba a su criado a pedir limosna en las calles porque el no podía trabajar, porque él no debía trabajar, porque si trabajaba se descalificaba socialmente. Había un menosprecio inmenso del trabajo, el trabajo descalificaba, el trabajo era servil, era para los villanos, para los servidores pagados, pero la gente que aspiraba a alguna consideración social no podía trabajar. Eso duró mucho tiempo y eso lo trajeron a América los conquistadores españoles. Los hombres que venían a la conquista de América venían porque no querían trabajar, venían de hacer actos heroicos, a jugarse la vida para no trabajar, para ser señores, venían a América a ser señores y eso estaba en el fondo de la mentalidad de ellos, de modo que el trabajo no entraba en su panorama moral y social.
    Eso llegó hasta el final de la colonia. Ya muy adelantado el siglo XVIII, el padre de Don Francisco de Miranda se vio negado y objetado en su aspiración a que se le considerara miembro de la nobleza criolla porque tenía una tienda, trabajaba, y eso lo descalificaba socialmente. Esta es una herencia muy importante que está en el fondo de nuestros genes, el menosprecio al trabajo, y que lo refleja mucho el refranero criollo, el trabajo es para los burros, el hombre inteligente y vivo no necesita trabajar, tiene otras vías y otros caminos.
    El otro personaje, junto con el hidalgo, que aparece en la España del siglo XVI es el pícaro. El pícaro también explica nuestra herencia cultural. Así como el hidalgo se dejaba morir de hambre para no trabajar, el pícaro hacía las cosas más audaces, atrevidas e ingeniosas para no trabajar, para vivir al margen de la sociedad haciendo engaños, maniobras y vivezas.
    Junto a ellos tenemos a otro actor cultural, el indio. El indígena, en general, estaba en una etapa muy primitiva de evolución y la mayor parte de ellos era cazadora y recolectora, de modo que la idea de trabajo, el concepto europeo de trabajo, no entraba en su mente. El primer gran fracaso que tuvo la colonización española en América, allá en la época de Santo Domingo, fue la imposibilidad de hacer que el indio trabajara. No podía trabajar, no entendía el trabajo. El no trabajaba, él cazaba, pescaba, recolectaba frutas, pero no entendía que existía un horario y que se le pagara por ello. Eso no entraba en su tradición cultural, ni se alimentaba para hacer un trabajo sostenido, ni entendía que eso fuera otra cosa que una arbitrariedad y, por lo tanto, trabajaba mal, se fugaba, se sublevaba, y eso explicó porque tuvo que venir el africano. De modo que por el indígena no nos viene una herencia de trabajo, sino una herencia de vida en la naturaleza que provee lo necesario por la caza y la recolección, que no tienen nada que ver con lo que es propiamente el trabajo.
    El otro gran personaje fue el africano. El africano era el esclavo y el trabajo era la obligación de los esclavos, y fueron los esclavos los que hicieron con su trabajo lo que había en este país a fines del siglo XVIII como riqueza. ¿Cómo podía el esclavo asociar la idea de trabajo con la idea de riqueza, si el trabajo era una maldición, era una condición servil de la que había que huir? El trabajo no podía asociarse en él con ninguna idea de riqueza porque él no podía enriquecerse. Lograban tener a veces un pequeño peculio, por favores del amo, pero como actividad lucrativa la esclavitud no lo fue nunca.
    Esas tres fuentes culturales están en el fondo de nuestra subconsciencia y explican en gran parte por qué tenemos tan poco aprecio por el trabajo como fuente de riqueza, por qué ni el español, ni el indígena, ni el africano pudieron formarse nunca esa asociación de ideas.
    Históricamente, tampoco. La primera gran diferencia que hay entre la colonización de la América del Norte y la colonización española de la América Latina es la razón por la que se hizo la colonización y cómo se hizo la colonización de la América del Norte. La hicieron colonos, grupos de familia, de trabajadores rurales, el hombre, la mujer y el hijo que habían sido granjeros en Inglaterra y que se trasladaban a América a hacer lo mismo, a ser granjeros, a establecer una familia, a iniciar una explotación agrícola en medio de los indígenas. Los españoles no vinieron a ser granjeros, ni lo fueron nunca. Venían a ser conquistadores, venían a lograr un destino señorial en el cual no entraba nunca la idea de que ellos podían venir con su familia a establecerse, a trabajar un pedazo de tierra a labrarlo.
    Ese es un hecho muy importante para descubrir muchas de nuestras actitudes tradicionales. Históricamente, Venezuela comienza con los conquistadores, cuando se empieza la aventura de descubrir el territorio venezolano, lo que más tarde vino a ser Venezuela. La primera penetración, la primera exploración de todo el territorio venezolano, duró más de un siglo, y lo que permitió inventariarlo realmente tuvo una sola causa y solo motivo:: la búsqueda de El Dorado. No podía haber asociación más violenta de riqueza con azar, ni divorcio más completo de riqueza con trabajo.
    Los Welser y los conquistadores españoles son coetáneos y vinieron a América no a establecer sociedades productivas, no a colonizar, no a establecer familias ni núcleos familiares; vinieron a buscar El Dorado. Eso duró más de un siglo, hasta bien entrado el siglo XVII, y se recorrió todo el territorio de Venezuela en las búsqueda de ese fantasma prodigiosos, de la inmensa riqueza, de la más grande riqueza. La búsqueda de El Dorado es la búsqueda del tercer imperio, el más grande de todos. La etapa de las Antillas de la conquista española fue siempre un fracaso, no encontraron oro, no encontraron esclavos, los españoles no vinieron a trabajar, de modo que el resultado fue muy negativo. Pero muy pronto encontraron a México, el primer gran imperio, encontraron aquella presencia inmensa de una sociedad madura llena de riqueza y llena de oro, fue un gran descubrimiento para la rapiña. Muy poco después se descubrió el segundo gran imperio, el Perú, que fue igualmente otro hallazgo descomunal, en el que se encontró lo que está simbolizado por aquella escena del cuarto que llenó Atahualpa de oro hasta donde alcanzaba la mano de un soldado extendida. De modo que eso hizo pensar que existía otro gran imperio más rico que México y el Perú y ese tercer imperio debía ser El Dorado. Se le buscó por todas partes, en el territorio del actual Ecuador, en la meseta de Bogotá. Se le buscó intensamente en toda Venezuela, por los llanos y por la selva amazónica. Se le buscó por el Amazonas mismo y terminó en la última y trágica etapa de la aventura de Walter Raleigh, ya entrado el siglo XVII, que vino a buscar El Dorado, que anunciaba que era el más rico imperio del mundo, que haría de la reina de Inglaterra un monarca más rico que el Gran Turco.
    De modo que empieza el país con esa visión de El Dorado y, cuando no se le encuentra, lo que surge es una resignación: han fracasado, van a tener que trabajar.
    A este propósito quiero recordarles un dato curioso. En el siglo XVI unos conquistadores españoles de la actual Argentina le escribieron una patética carta a Felipe II pintándole las miserias horribles en que estaban y la escasez espantosa en aquella tierra, que es una de las más fértiles y ricas del mundo, y para mostrar el extremo grado de pobreza y de desamparo en que estaban le decían; ¡Hemos tenido que llegar a trabajar con nuestras manos! -la generación del ideal señorial. De modo que la colonización venezolana del siglo XVIII se hace como la herencia de un fracaso: no se encontró El Dorado y hemos tenido que ponernos a sembrar y poner a trabajar a los esclavos para mantener algún aspecto de vida señorial.
    Cuando viene la Independencia surge una nueva actividad en Venezuela que es muy importante de estudiar, que es la guerra. El venezolano no llegó a asociar en la colonia la idea de riqueza y la de trabajo por la sencilla razón de que quienes trabajaban eran los esclavos, quienes no se podían hacer ricos de ninguna manera. En cambio, los señores que sí eran ricos, o que se podían hacer ricos, esos no trabajaban y tenían mucho cuidado de no trabajar porque eso los descalificaba socialmente. Cuando viene la independencia con el siglo XIX y empieza la época de las guerras civiles, la gran aventura ya no fue El Dorado, la gran aventura es la guerra. Entonces se asocia la idea de riqueza con la guerra. El porvenir, la posibilidad de mejorar, consistía en meterse en una montonera, asaltar el pueblo vecino, saquearlo, robarse el ganado, sumarse con otra montonera más adelante, llegar a constituir una fuerza suficiente para aspirar a @!#$ el gran botín, que era el gobierno, apoderarse del Estado y, con esa llave, de la riqueza nacional. Así se asocia el poder político con la riqueza. La manera de hacerse rico era teniendo acceso por medio de las luchas armadas con un rango militar, y eventualmente la Presidencia de la República, que abría la posibilidad de todos los negocios.
    Los Presidentes de Venezuela en el siglo XIX, con muy contadas excepciones, llegaron a ser los hombres más ricos del país, José Antonio Páez fue el hombre más rico en su tiempo, los Monagas llegaron a tener una enorme riqueza, Antonio Guzmán Blanco llegó, y alardeaba de ello, a ser uno de los hombres más ricos de América Latina, y esa tradición se perpetuó hasta Juan Vicente Goméz, que llegó a realizar una gigantesca concentración de riqueza.
    La guerra y la política sustituyeron la idea de trabajo. Guerra, política y riqueza eran las misma cosa. Esa situación va a perdurar hasta principios de este siglo, cuando se acaba la guerra civil gracias a Juan Vicente Gómez, pero entonces aparece el petróleo. En ese país, que tiene esa mentalidad mágica y azarienta con respecto a la riqueza, el Estado venezolano se hace inmensamente rico, inmensamente dispendioso, inmensamente codicioso de dinero y abre todas las puertas posibles para el enriquecimiento individual. Así se formó un triángulo muy peligroso, una combinación ilícita del poder político al poder económico y la fuerza del Estado. Esa situación trajo como consecuencia inevitable una invitación a la corrupción, que venía del siglo XIX, porque la política venezolana fue inmensamente corrupta, la política de los caudillos fue muy corrupta, pero era modesta porque el país era pobre, pero cuando se destapó esa inmensa riqueza sobre este pequeño país, particularmente a partir de 1973 -no lo escojo por coincidencia con algún Presidente de la República sino porque es el año en que se disparan los precios del petróleo, en diez años escasos ingresaron 250 mil millones de dólares al Estado venezolano. Piensen ustedes que Venezuela fue siempre un país pobre. El más grande presupuesto que tuvo Guzmán Blanco para Venezuela entera fue de 28 millones de bolívares anuales, el más grande presupuesto que hubo en el siglo XIX fue de 45 millones de bolívares, lo tuvo Joaquín Crespo. La primera vez que un presupuesto nacional llegó a los 100 millones de bolívares fue ya en los años finales de Goméz, y de repente, sobre ese país tan atrasado, tan pobre, llueven en esos diez años, solamente por el petróleo, 250 mil millones de dólares. Nos volvimos locos, se volvió loco el Estado, se volvieron locos los políticos, se creó un inmenso aparato estatal, monstruoso, inconexo, caótico, que encontró la manera de tragarse todo ese dinero, dispersarlo y endeudarnos encima, y desembocar, finalmente, en esta inmensa crisis en que el país está actualmente.
    Todo eso forma lo que pudiéramos llamar el telón de fondo para plantear el problema del venezolano y la asociación que el venezolano puede hacer de la riqueza con el trabajo.
    No hay que olvidar la avasalladora presencia del juego. Junto con la guerra en el siglo XIX y el petróleo en el actual, hay que añadir el inmenso papel del juego. Habría que hacer un estudio muy serio del juego en Venezuela. Después de la economía petrolera, la actividad económica más importante en Venezuela la constituye el juego. En este momento, entre juegos legales e ilegales, con el patrocinio, con el aplauso, con la ayuda, con la protección del Estado, se deben estar jugando más de tres mil millones de dólares anuales. Una parte de esto es juego legal y otra parte es juego clandestino, que se vuelve de igual forma en una fuente inmensa de corrupción, de ilegalidad, de mentalidad al margen de la ley y de enriquecimiento ilícito. El Estado venezolano no hace nada para contener eso, lo ayuda, lo estimula, ahora vamos a abrir casinos porque parece que con lo que tenemos no es suficiente. Alguien hablaba el otro día que, posiblemente, en este momento en loterías solamente, entre legales, que son las menores, y clandestinas, que son las mayores, toleradas por el Estado con una red de corrupción inmensa, se deben estar jugando cerca de 200 mil millones de bolívares al año.
    Todo eso configura el cuadro que establece la relación que tiene el venezolano entre el trabajo y la riqueza. Cambiar esta mentalidad no es fácil, requiere un esfuerzo gigantesco, una acción política, una acción policial, una rectificación a fondo de prácticas y tolerancias que hemos tenido hasta ahora, una lucha frontal contra el juego, un estímulo real al trabajo, ponerle un tope de alguna forma a la corrupción creciente que han traído el petróleo y el juego en Venezuela. Todo eso es lo que está planteado y por eso considero que esta serie de conferencias viene en un momento muy oportuno. Yo le decía al doctor Machado que sería una lástima que esto se quedara en este salón, donde hay gente muy distinguida, desde luego, pero que lo importante era que lo que aquí se iba a decir, que lo que aquí se iba a presentar, llegara a todo el pueblo, provocara una reacción, sacudiera la conciencia venezolana y provocara una rectificación a fondo de todas esas prácticas que nos han llevado, por muchos caminos, a esta situación en que estamos.
    Aplaudo muy sinceramente y sumo todo mi esfuerzo a ese gran proyecto, cuyo alcance es inmenso porque significa, simple y llanamente, cambiar la mentalidad del venezolano… Nada más y nada menos.

    en respuesta a: Debemos Dar Ejemplo #302149
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    He estado pendiente de los foros presentes en esta página, por mi intención de emigrar en busca de mejor futuro y hasta el momento me han sido de gran ayuda y sobre todo este “¿Cómo son vistos los venezolanos que emigran?” me ha dado, tristemente, la imagen de dos venezolanos, tal cual sin que nadie me lo cuente. Que lastima.
    Por otro lado señor Corocoro considero que es una especie de xenófilo segregacionista y a mirla le digo que le hacen un gran daño al foro y a la imagen de los venezolanos.
    Soy de Maturín, Edo. Monagas, Venezuela e hijo de portugueses ¡¡¡¡¡A MUCHA HONRA!!!!

    en respuesta a: ARTICULO: "JOVENES, ¡VAYANSE DE VENEZUELA! #201483
    9895433
    Miembro

    Señor Mauro, en mi opinión ha dado en el “clavo” con presentar ese articulo a la discusión de este foro.
    Respeto los enfoques que cualquiera le pueda dar, pero permítanme agruparlos en dos grupos, (1) el viseral o de conciencia y (2) el apasionado o de corazón. Y lo resumo así porque en momentos de tomar una decisión como emigrar creo que solo podemos tomar las cosas desde el enfoque del primer (1) grupo para que realmente podamos tener éxito en lograr ese objetivo, y quienes ya lo han hecho creo comparten esta idea. Por otro lado quienes estamos pensándolo o en proceso, nos damos cuenta que en nuestras mentes no dejan de estar activas esas ideas sobre lo que amamos y queremos a esta tierra y todo lo que en ella tenemos.
    Soy hijo de inmigrantes Portugueses y desde que recuerdo he escuchado de mis padres, familiares y sus amigos (también inmigrantes) conversar de las anécdotas, cuentos o eventos tan simples como la primera comunión, etc. con un sentimiento y un profundo añoro que me entristece. Pensar que eso es lo que nos espera y que quizás no sea el cuento o la conversa la que futuramente nos “pegue en el pecho”, si no saber que para aquel momento en que contemos esos cuentos, los coprotagonistas estarán muy lejos de nosotros y posiblemente no los volvamos a ver el resto de nuestras vidas.
    Por otro lado nuestro país, el país que acogió a aquellos inmigrantes (mis padres y etc.) dándoles una sola cosa y lo subrayo, por que es lo único que pido para este país, OPORTUNIDAD de desarrollarnos en libertad y con seguridad, y que hoy después del 15 de Agosto, para mi particularmente, se perdieron todas las esperanzas de que eso suceda en el corto o mediano plazo, es por eso que insisto HA DADO EN EL CLAVO señor Mauro con ese articulo, por que aunque Bolívar allá dicho lo que dijo, y realmente no me interesa lo que ese señor haya dicho (sin irrespetar su obra y memoria) es una interesante reflexión que me recuerda algunos artículos que he leído al respecto y uno en particular de Artuto Uslar Pietri (que no voy a transcribir aquí) pero se refería a los Venezolanos y el trabajo, que da también en el clavo. ¿Quien es el culpable de que seamos así?, ¿podemos cambiar?, ¿en cuanto tiempo? lamentablemente no tengo las respuestas a esas interrogantes y es por eso que no me voy a quedar para averiguarlo, por que puede ser demasiado tarde y triste cuando las encuentre.
    En conclusión tomemos el tema lo mas viceral posible (aunque se que es difícil) y a luchar por un mejor futuro, que mis padres lo lograron (aunque ahora lo estén perdiendo todo).
    Suerte y con firmeza hacia delante.
    PD nunca nos olvidemos de este país, que siempre será el nuestro.

    José Luis
    (Venezuela)

    en respuesta a: Doble nacionalidad Venezolana/Portugueza y familia en Toronto, que sug #201360
    9895433
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    Gracias por la sugerencia, voy a llamar a la embajada de Canadá en Caracas para solicitar la información o visitarlos, la verdad es que será mi primer paso en este proyecto que ya tome la decisión de emprender, después de tanto tiempo pensándolo y tomando ciertas previsiones.
    Nuevamente gracias por la información que es extremadamente útil.

    en respuesta a: Doble nacionalidad Venezolana/Portugueza y familia en Toronto, que sug #201358
    9895433
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    Gracias y que me puedes decir de ir como turista y luego inscribirse en un curso de ingles. ¿Es necesario solicitar status de estudiante para hacerlo? y ¿se podrá hacer eso estando allá? mi intención es hacer un curso intensivo de por lo menos seis meses y paralelamente ir investigando mis posibilidades en ese país.
    Te agradezco tus comentarios y los de quien quiera hacerlos.

    en respuesta a: Conseguistes trabajo en tu profesion de origen y como? #201280
    9895433
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    Señor Oswaldo me gustario conocer tu opinion en el tema que presente de la doble nacionalidad y familia en toronto (es el ultimo)
    GRACIAS

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