Sara Aviles, directora de Mercadeo de PRIMUS, desde Montreal, Canadá

Sara Aviles

«Me reconforta el convencimiento de que ayudamos a muchas personas a consolidar sus proyectos de vida».

Profesión: Directora de Mercadeo de PRIMUS Immigration Experts Inc.
Ciudad/ País de origen: Miami, Estados Unidos (Lugar de nacimiento: Holguín, Cuba).
Fecha de salida: agosto de 1998 (salida de Estados Unidos a Canadá).
Ciudad/ País de destino: Montreal, Canadá

Testimonial de migración Sara Aviles desde Montreal, Canadá

¿Por qué te fuiste de tu país?

La respuesta es compleja porque he vivido la experiencia de emigrar dos veces. La primera por una decisión de mi familia motivada por la necesidad.

Nací en Cuba y acababa de cumplir nueve años cuando mis abuelos, mis padres y sus dos hijos salimos de la isla para establecernos en Miami. Corría el año de 1982 y contamos con el apoyo de familiares asentados en el Sur de la Florida. Mi segunda emigración, en cambio, la decidí y la planifiqué por mí misma.

Era una joven recién salida del college, que se enfrentaba a la escogencia de una universidad para proseguir los estudios. Entonces, experimenté la urgencia de explorar nuevos horizontes, de conocer otra cultura.

Quería crecer y ser más independiente. Deseaba salir de la burbuja en que se me había convertido Miami. A pesar de que tenía una buena vida y había crecido feliz, amparada por la protección de mi familia; anhelaba un cambio, respirar otros aires. Al principio, pensé en Nueva York o en Boston para estudiar.

Sin embargo, debido al alto costo de la educación en los Estados Unidos, averigüé las opciones de Canadá. Además, en ese momento, el cambio del dólar era muy favorecedor y, definitivamente, el dinero me iba a rendir más en el país vecino.

Seleccioné Montreal por su cercanía a Miami. Consideré que, si no me gustaba o no me sentía a gusto, podía regresar a mi casa sin inconvenientes. Antes, había visitado la ciudad en un viaje de turismo y me impresionó su semejanza con Europa.

Las casitas victorianas me parecieron tan bonitas. Sin duda, un paisaje distinto al de Miami. En fin, Montreal sobresalía como el lugar ideal para mí.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Con absoluta seguridad, fue triste vivir lejos de mis familiares y dejar a mis amigos. La unión representa un valor muy importante en mi familia. Desde que recuerdo, siempre vivimos juntos mis padres, mis abuelos y hasta mis bisabuelos. Por primera vez, un miembro del grupo se separaba.

Mi determinación de emigrar a Canadá los sorprendió. ¿Por qué dejar Miami si no había razones económicas ni políticas que motivaran mi decisión? Aún recuerdo el día de mi partida. Mi familia entera acudió a despedirme en el aeropuerto, hasta mis abuelos.

Me miraban con ojos tristes. Yo trataba de animarlos, les decía que nos volveríamos a ver, que solo me iba a estudiar. En verdad, una situación dolorosa para todos.

¿Por qué seleccionaste el país o ciudad de destino?

Cuando mi papá era niño, le llamaban la atención los “soldados uniformados”. En uno de sus viajes a Norte América, mis abuelos lo llevaron a Canadá para que viera a los oficiales de la Guardia Montada, con sus uniformes de chaqueta roja y sus altos sombreros, erguidos sobre sus imponentes y esplendorosos caballos.

A partir de ese acontecimiento, Canadá permaneció en la memoria familiar. Yo era una niña cuando mi padre y mis abuelos hablaban de lo grandioso del país, resaltando la amabilidad de la gente y la belleza del paisaje.

También recuerdo que, cuando mis padres evaluaban las opciones para salir de Cuba, Canadá surgió como una posibilidad. Supongo que eso explica por qué contemplé Canadá en primera instancia para emigrar, cuando quise independizarme.

Durante mi búsqueda de información sobre esta nación, supe de su filosofía pacifista, de la seguridad que gozan sus ciudadanos y del profundo sentido de conciencia social que inspira a los canadienses.

Asimismo, descubrí que este último valor constituía un pilar de mi propia personalidad, aparte de una cualidad social que no había percibido en Miami, donde muchas personas únicamente piensan en su bienestar y no se interesan por el prójimo.

Residenciarme en Montreal, a menos de tres horas de vuelo de mi familia, era conveniente y muy grato. Además, prevalecía el charme de esta ciudad. Me fascinaba la idea de vivir en un ambiente francófono. Aprender a hablar francés resultaba un reto interesante.

Entendí que sería una inversión en mí misma que ampliaría mis horizontes culturales y agregaría valor a mi desarrollo profesional. Después de todo, semejantes objetivos formaban parte de mi búsqueda migratoria. Finalmente, destaco el hecho que selló mi arraigo en Montreal.

Gracias a amigos en común, conocí a Isabel De Oliveira, actual abogada de PRIMUS. En ese encuentro, me sentía lista para dar el gran paso: dejar definitivamente el nido familiar.

De modo que solicité a De Oliveira, quien ya asesoraba en materia de inmigración, que asumiera la asistencia legal de mi demanda de residencia permanente. El proceso se llevó a cabo de manera óptima y conseguí mi visa de inmigrante.

En consecuencia, valoré la pertinencia de contratar un buen abogado para concretar las decisiones vitales cruciales, como emigrar. Un tiempo después, en paralelo con el avance y culminación de mis estudios de Mercadeo en la Universidad de Concordia, comencé a trabajar con la abogada De Oliveira en PRIMUS Immigration Experts Inc., con el propósito de ayudar a otros a hacer realidad sus aspiraciones de emigrar a Canadá.

Describe los primeros tiempos

Los comienzos fueron difíciles. Aparte de extrañar a mi familia y amigos, de quienes me costó despegarme, me enfrenté al clima de Montreal. No fue fácil adaptarme al frío. Algo comprensible puesto que, como cubano-americana (hoy también canadiense), nací y crecí en el calor.

El invierno era una experiencia nueva que no me atraía. Incluso ahora confieso que me desagrada y que no soy diestra en los deportes de nieve. Recuerdo mi primer invierno, cuando me cuestionaba si en realidad había tomado la decisión correcta. ¡Cuán duro era para mí tolerar el frío! Sin embargo, soy determinada y positiva.

Creo con firmeza en la importancia de asumir riesgos, si se desea crecer en la vida. Mi audacia y optimismo se impusieron al invierno quebequense y, felizmente, llevo catorce años en esta maravillosa ciudad.

Todavía intento esquiar y, aunque no sobresalgo en ese deporte, adoro la experiencia que conlleva: rentar una cabañita en una montaña nevada, compartir con los amigos, descansar frente a la chimenea degustando una cerveza o un buen vino.

A veces, esquío en una montaña de principiantes; pero, si el ejercicio se torna demasiado arduo, prefiero que mis amigos aprovechen el tiempo, mientras los espero en la cálida comodidad de la casita. ¡He allí una manera de celebrar el invierno!

La experiencia más gratificante de aquellos primeros tiempos se vincula con la Universidad de Concordia, donde me gradué en Mercadeo. Concordia es una institución anglófona, lo cual facilitó mi formación y me permitió relacionarme, comenzar nuevas amistades y crear una importante red de contactos profesionales. Reitero que Montreal es un lugar fascinante.

Evoco mi etapa inicial cuando me asombraba el gusto de sus habitantes por los pequeños placeres de la vida. Salía a comer con mis amigos, por ejemplo, y la cena duraba horas. Comíamos, charlábamos, reíamos relajadamente, disfrutábamos la ocasión sin estrés.

En Miami, en cambio, la gente entra a un restaurante, come y, en menos de una hora, está afuera. Pienso que, de esta forma, una parte significativa de la vivencia se pierde. La población aquí goza de modo diferente. Parece que nacieron con un joie de vie único.

Esta característica ha trascendido y Montreal es reconocida, en el ámbito internacional, como una urbe con una calidad de vida extraordinaria, un variado y sorprendente repertorio cultural y una oferta gastronómica de alto nivel. No sorprende, en definitiva, que muchas celebridades posean casas vacacionales en Quebec.

El verano en Montreal es una fiesta. A la hora del almuerzo, se ven los parques repletos de personas que saborean un sándwich, tendidas en el césped, relajadas, recuperando energías para proseguir con la jornada laboral.

Algunas van a trabajar en bicicleta, otras prefieren caminar y disfrutar del sol. Los cafés y pequeños restaurantes se colman de comensales. El día es más largo y se le saca provecho al máximo, acudiendo a los programas clásicos urbanos: el Festival de Jazz, la Fórmula 1, los festivales de cine y de humor, como “Juste pour rire”.

Durante el invierno continúa la diversión. También hay numerosas actividades al aire libre, en especial para la familia: la “Fête des neiges”, “Montréal en lumiére”, “La nuit blanche” y tantas otras.

Verdaderamente, la infraestructura se adapta al clima y es posible salir y disfrutar del invierno sin pasar frío. Resalto otra gran ventaja de Montreal: el entretenimiento es asequible.

En Quebec, en general, hay calidad de vida y se vive bien, aun con un presupuesto familiar reducido. Un trabajador del sector de la limpieza, por ejemplo, puede perfectamente costearse unas cortas vacaciones anuales en el Caribe. Es un fin alcanzable, sin lugar a duda; mientras que en América Latina es impensable.

Otro rasgo cultural ventajoso de Quebec es la idiosincrasia de sus nativos. Predominan entre ellos valores muy similares a los de nosotros, los hispanos, a saber: la religión (católicos en su mayoría), la preponderancia de la familia, el aprecio por la amistad, el carácter sociable y el trato llano e informal de los quebequenses.

En suma, existen más similitudes que diferencias entre los inmigrantes hispanos y los locales. Asimismo, nos favorece con creces el carácter multicultural de esta sociedad. Yo no soy blanca ni tengo los ojos azules, pero jamás me he sentido distinta.

Aquí lo significativo es tu valor como persona, no el cómo luces. Nadie te va a juzgar. Con honestidad, califico mi experiencia de vida en Montreal como enriquecedora en múltiples facetas.

De hecho, he aprendido a valorar los aspectos relevantes de la vida que antes descuidaba; hallé el equilibrio entre los objetivos profesionales y laborales y las necesidades de crecimiento personal; y uso mi tiempo libre para descansar, compartir con los amigos y divertirme.

En la actualidad, se me facilita la comparación entre mi realidad actual con la vida que conocí en Miami, donde sé que muchas personas complican sus existencias por las apariencias, por el qué dirán.

En esta tierra canadiense, por suerte, encuentro un sentido más auténtico en las aspiraciones y se prefiere la calidad de vida, por encima de la cantidad.

Concluyo que, aunque comenzar es difícil, la adaptación social y cultural constituye un proceso progresivo que se beneficia con la buena disposición al cambio, la flexibilidad que demostremos ante los retos y, algo importantísimo, el aprendizaje de los idiomas.

En efecto, el conocimiento de las lenguas es el arma clave cuando se emigra. Si tuviera que dar un consejo a un inmigrante sería que nunca abandone el aprendizaje de los idiomas de su país de destino.

Hemos tenido clientes que estudian francés con esmero para pasar la entrevista con el oficial de inmigración, pero abandonan los cursos una vez alcanzado el objeto. ¡Grave error!, pues hay que continuar para llegar con el mejor nivel idiomático posible y afrontar con éxito el mercado laboral.

Describe tu situación actual. ¿Cómo ha sido tu experiencia en PRIMUS Immigration Experts?

Hoy me declaro feliz y realizada. PRIMUS Immigration Experts es una compañía estupenda, con los más elevados valores empresariales: honestidad, transparencia y servicio orientado al cliente.

Nuestro equipo está formado por jóvenes y enérgicos profesionales, que se distinguen por su inteligencia y compromiso con el trabajo. La acertada dirección de Isabel De Oliveira, al frente de la firma, representa mi mayor orgullo.

Con más de veintidós años de experiencia como asesora legal de inmigración, ella ejerce su profesión con ética y rectitud comprobadas.

Igualmente, sobresale por su vasto conocimiento de las leyes y regulaciones de inmigración canadienses y por su atinada práctica legal, que la lleva a finalizar con éxito hasta los casos más complejos.

El rasgo que más valoro en ella es la profunda integridad con la que atiende todas las actividades de su vida, tanto en el plano privado como en el profesional.

En un área como la asesoría legal en inmigración, en la cual fácilmente se puede ganar una pésima reputación por las malas prácticas, Isabel De Oliveira ha construido un sólido prestigio, el cual es la mejor carta de presentación de PRIMUS Immigration Experts.

Personalmente, saber que los clientes se encuentran en manos expertas (las mejores posibles) me complace y me proporciona gran tranquilidad de espíritu. Yo, que fui su clienta, y, en el presente, su compañera de trabajo, doy fe de la óptima calidad del asesoramiento legal que ella ofrece.

Por otra parte, como directora de Mercadeo de PRIMUS Immigration Experts, he tenido la oportunidad de viajar a varios países, con preferencia de América Latina.

Además, he conocido mucha gente buena en este negocio. No obstante, me satisface, sobre todo, laborar en una organización que contribuye a transformar favorablemente la vida de ciudadanos de diversas naciones.

En definitiva, me siento afortunada y orgullosa de mi positivo cambio existencial, por haber tenido el empuje para emigrar y tomar decisiones acertadas que me condujeron a un destino precioso.

¿Por qué recomiendas contratar a PRIMUS Immigration Experts?

Como lo afirmé, me enorgullece esta firma y su recurso humano. Día tras día, me reconforta el convencimiento de que ayudamos, de la manera correcta, a muchas personas a consolidar sus proyectos de vida y los de sus familias. Por fortuna, gran parte del equipo de PRIMUS está compuesto por inmigrantes.

Yo soy cubano-americana, como antes lo indiqué; Isabel De Oliveira es angoleña de origen portugués, establecida desde la adolescencia en Canadá, donde se formó como abogada; y el resto de los compañeros proviene de distintas latitudes.

Todos encontramos en este país el sitio ideal para el desarrollo personal y profesional. De modo que vivimos en carne propia los sacrificios a los que se someten los inmigrantes.

Por esa razón, el rasgo distintivo del grupo – señalado anteriormente – nos permite meternos con facilidad en la piel de los clientes. De ahí nuestro enfoque de servicio de acompañamiento a lo largo del proceso total, buscando siempre los medios de allanar el camino de los que representamos para la obtención de sus visas.

Hicimos de la transparencia una filosofía de trabajo. Así que, con esa orientación, promovemos intercambios claros, sin ambigüedades, con los interesados en nuestro asesoramiento.

Incluso, antes de la conversión de un candidato en cliente, se suministra gratis la información completa sobre el proceso. Por eso, organizamos charlas informativas y respondemos cada una de las dudas e inquietudes de los asistentes. Igualmente, concedemos entrevistas privadas sin costo alguno.

Por consiguiente, nos diferenciamos de otras empresas que operan con la política de “información es poder”, porque en PRIMUS creemos que “un cliente bien informado es un futuro inmigrante preparado para el éxito”.

Desde la perspectiva financiera, la solidez de nuestra firma posibilita la oferta de las tarifas más competitivas del mercado. Adicionalmente, aceptamos pagos fraccionados, pues entendemos los esfuerzos económicos implícitos en la decisión de emigrar.

También garantizamos la devolución del dinero, si el cliente no obtiene la visa, con ciertas excepciones, por supuesto.

Afortunadamente, poseemos un récord impecable de éxito. En el otoño pasado, alcanzamos el 100% de aceptación de nuestros representados. Esta cifra nos llena de orgullo, puesto que habla muy bien de la asesoría que proporcionamos y del seguimiento minucioso que hacemos a cada uno de los expedientes.

De hecho, una de las peculiaridades más celebradas del servicio de PRIMUS es su política de acompañamiento del cliente. Al respecto, un número significativo de representados me han comentado que cada vez que recibían los correos electrónicos de seguimiento se incentivaban y aumentaba su confianza, al saber que había un equipo que se afanaba continuamente para asegurarles una exitosa emigración.

¡Imposible mayor satisfacción que la que nos embarga por un cliente complacido con nuestro trabajo!

En conexión con lo anterior, una vez leí una encuesta sobre los empleos que generan mayor felicidad y mencionaban – entre estos – la labor del constructor, porque este lograba apreciar el producto final de su obra.

Esa lectura me invitó a reflexionar sobre mi propia actividad profesional y descubrí la razón por la cual mi ocupación me hace tan feliz: permanentemente constato que la vida de nuestros representados da un vuelco a su favor.

Para cerrar esta sección, agrego que siempre es muy satisfactorio ver a mis clientes ya establecidos en Canadá, y este sentimiento lo comparto con los otros miembros de equipo de PRIMUS.

Ante los recientes cambios en las leyes de inmigración a Canadá, ¿qué servicios específicos ofrece PRIMUS para facilitar el proceso y asegurar la obtención de la visa?

La determinación de inmigrar resulta, probablemente, la más delicada e importante que un individuo tome en su vida, sobre todo si involucra a su familia.

Por este motivo, la intervención de un abogado experto en inmigración cobra fuerza, puesto que su acción garantiza que el proceso se realice – como pregonamos en PRIMUS – de la única manera posible de hacer las cosas: la correcta.

Se trata del razonamiento que apliqué a mi propia decisión de emigrar. Me preguntaba si sabría yo conducir bien el proceso y, ante la duda, solicité la mejor asesoría legal, porque, en circunstancias como esas, conviene evitar errores que se pagan con pérdida de tiempo y dinero.

Por lo tanto, ahora más que nunca, tras los recientes cambios en las leyes inmigratorias de Canadá, se impone la asesoría de un abogado que guie, paso a paso, el cumplimiento de los requisitos.

Por ejemplo, el programa de inmigración para trabajadores calificados de la provincia de Quebec exige la presentación de exámenes idiomáticos. Sin embargo, pasar un examen no es suficiente.

Dependiendo del caso, el aspirante tomará determinadas pruebas, con niveles específicos, para alcanzar los puntos necesarios y calificar en el programa. Si el candidato tiene su pareja, esta deberá obtener también el resultado esperado, dentro de un nivel específico, para cumplir con las exigencias mínimas.

Efectuar este cálculo reviste cierta complejidad. Por eso, hay que contar con un experto para no equivocarse.

Otro desafío consiste en entregar correctamente los soportes para demostrar el perfil profesional. De hecho, este trámite puede tornarse crítico, si, por ejemplo, el interesado falla en lograr los puntos indispensables en los exámenes idiomáticos.

El análisis de la elegibilidad de un candidato es un proceso muy complejo que excede la capacidad de cualquier evaluación disponible en línea. Se requiere un estudio minucioso da cada perfil ya que son múltiples los factores que determinan el puntaje mínimo necesario para iniciar el proceso migratorio.

Después de todo estamos hablando de un proceso legal, que resulta favorecido por el juicio de un abogado.

En conclusión, el expediente debe ser llevado con precisión, pues no hay espacio para errores. De modo que se acrecienta el valor de la representación legal adecuada, pues no tiene precio saber que el expediente se presentará libre de defectos, conforme a las reglas y a cargo de una de las mejores abogadas de inmigración de Canadá, no de cualquier consultor.

Para finalizar, les recuerdo que PRIMUS oferta sus servicios con honorarios bastante competitivos y posee un plan flexible de pagos con una póliza de garantía. De ahí la certeza de que, en nuestras manos, los clientes tienen todo por ganar y nada que perder.

Testimonio publicado al 9 de marzo de 2012

 

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