Yván Hernández, licenciado en Computación desde Chicago, Estados Unidos

Chicago

«Tu sudor y tu esfuerzo son recompensados»

Profesión: Licenciado en Computación.
Edad: 28 años
Ciudad/ País de origen: Caracas, Venezuela.
Fecha de salida: Julio, 2000.
Ciudad/ País de destino: Chicago, Estados Unidos.

Testimonial de migración Yván Hernández desde Chicago, Estados Unidos

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Simplemente en Venezuela no podía echar para adelante como yo quería, mi esposa y yo trabajábamos a tiempo completo con unos sueldos si se quiere decentes para la época y aun así, al final del mes, no nos quedaba nada, al punto de tener que recurrir a nuestros padres en muchas ocasiones.

Trabajábamos todo el día, después yo tenía clases en las noches y terminábamos llegando a las 11:00 p.m. a la casa y aun así no podíamos, si quiera, ahorrar un poquito para comprar otro carro.

Adicionalmente, estaba la situación de inseguridad, que a esas horas no nos convenía mucho seguir corriendo, y la falta de futuro que se perfilaba en el país. Realmente no era el sitio que deseábamos para dejar nuestro esfuerzo y criar a nuestro hijo, para entonces, con 6 años.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Eso sí que fue una difícil decisión. Por un lado, yo estaba pasando por un muy buen momento profesionalmente, estaba teniendo bastante proyección dentro del medio de e-commerce en Venezuela y la compañía para la cual trabajaba estaba tomando un vuelo bastante fuerte, me hicieron una contra oferta que igualaba la oferta de Estados Unidos, y, finalmente, estaba el pequeño «detallito» de que no había terminado la carrera aún y estaba sólo a 3 materias de hacerlo.

No conocía Chicago en lo absoluto y desconfiaba de mi nivel inglés. Por otro lado, ya era el segundo intento con esta compañía en Chicago (ya que el primero había sido en el 98, pero nunca me llamaron), el proceso de entrevistas y oferta fue de sólo 1 semana y realmente estaba cansado de la situación de Venezuela.

¿Por qué seleccionaste Chicago como ciudad de destino?

Como dice la canción de Rubén Blades, «pegas 1 y conectas a 10».

Todo vino por una cadena iniciada por un compañero de la universidad que se vino primero, de allí otra amiga, que resultó ser la madrina de mi hijo, y así se fueron juntando cosas hasta que salió la oportunidad y me «lanzaron el pitazo», apliqué a manera de recomendado y me aceptaron gracias a la calidad del trabajo de otros venezolanos en la misma compañía más el hecho de que yo había nacido en Estados Unidos y no necesitaba visa de trabajo (creo que éste fue el factor determinante).

Describe los primeros tiempos

Lo bueno fue que llegué a Chicago y muchos de los venezolanos que aquí estaban habían sido compañeros de clases en la universidad, así que era como estar en el cafetín.

Gracias a Dios, recibimos bastante apoyo de parte de ellos y de otras personas que fuimos conociendo sobre la marcha, nos dieron muchos consejos y nos explicaron lo que era bueno y malo aquí, lo caro y lo barato, las zonas residenciales, etc.

Nos apoyaron hasta decir basta, en el sentido de llegar hasta prestarnos carros para sacar la licencia o para salir un fin de semana, poner de su dinero y uno les pagaba luego, ya que al principio nadie te quiere dar una tarjeta de crédito o aceptar un cheque si no tienes identificación que sea distinta a un pasaporte.

A pesar de todo, en mi primera compañía me sentía tranquilo, ellos también ayudaron bastante en el sentido de que me dieron un trabajo estable, trabajaba mis 8 horas normales y todo el mundo feliz.

Por cierto, es impresionante comparar la calidad técnica de los profesionales allá y aquí. Venezuela tiene tantos o mejores profesionales que en Estados Unidos, definitivamente tiene muchísima más cultura de atención al cliente y ofrecimiento de servicios, pero sin procedimientos definidos y eficaces dentro de las empresas. (Refiriéndome a las empresas del área de tecnología).

Nos pegó mucho el hecho de que los demás latinos, y en especial los mexicanos, no te hablan en español, lo evitan a toda costa, a la vez que nos impresionó ver la cantidad de ellos que viven aquí y que a leguas se nota que están ilegales.

Pena ajena, por supuesto, cuando te pechan de creído, sólo por el hecho de decir que vienes de Venezuela, y rabia, cuando estás con estos gringos que no tienen la más mínima idea de que hay mas allá de México y Canadá, ellos son ellos y el mundo se puede caer, siempre y cuando no les salpique (teoría del NIMBY, «Not In My Back Yard»).

Describe tu situación actual

Al final del cuento las cosas no fueron como esperaba en la compañía que me contrató y terminé por cambiarme de trabajo antes de cumplir 1 año allí, pero gano mejor sueldo, beneficios y tranquilidad, ya que vivo a 20 minutos de la compañía, nuestro hijo ya habla perfecto inglés y asiste a sus clases regulares en la escuela.

Es cómico el cambio que hubo en mis padres una vez que vinieron de visita y vieron como estábamos y lo bien que nos iba, ya ni asoman la posibilidad de preguntarnos si nos regresamos algún día.

Mi esposa no ha conseguido trabajo, ya que no le quieren reconocer la experiencia que trae de Venezuela, eso nos molesta bastante. Dado el encierre, no ha podido mejorar tanto el inglés como mi hijo y yo, pero está 1.000 veces mejor que cuando llegamos.

Hace 1 mes nos entregaron nuestra casa propia, la cual no hubiese sido realidad de no contar en parte con el apoyo de nuestros amigos aquí.

Actualmente estamos un poco apretados porque sólo yo tengo empleo, sin embargo, creo que cada día estamos mejor y para tener tan poco tiempo aquí hemos logrado MUCHÍSIMAS cosas.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

¡De ninguna manera! Aquí hemos podido crecer como personas, familia, pareja, materialmente, etc. Estás tranquilo porque aunque la inseguridad está en todos lados, no te pones paranoico al respecto. Tu sudor y tu esfuerzo son recompensados, pudiendo acceder a lo que siempre soñaste conseguir sólo con tu trabajo.

Ahora solo trabajo yo y vivimos bien, llego a casa temprano y puedo compartir con mi familia y dejar de ser un extraño para mi hijo. Eso es difícil de cambiar. Sin embargo, me arrepiento de no haber sacado mi título ya que aquí piden certificación o título hasta para respirar.

Eso me ha pegado un poco a la hora de buscar trabajo, pero igual ya estoy trabajando en eso de nuevo. ¿Qué le recomiendo a los demás?, que es preferible irse a algún sitio donde ya conozcan a alguien.

Si ustedes son los primeros en esa ciudad o simplemente no conocen a nadie, en parte es mejor porque los ayuda a integrarse más rápidamente a la cultura, pero estén conscientes de que van a pasar trabajo.

Nunca crean que las cosas son inmediatas, el primer año, normalmente, es difícil, ya que no tienes historia de crédito o referencias. Lo mejor es sacarse una tarjeta de crédito «asegurada» y no hacer caso de las ofertas de crédito de los comerciales, ya que 95% seguro los van a rechazar.

Prepárense para pagar su 10% de interés por el carro y luego de 1 año refináncienlo a una menor taza. Y, por último, compren la comida en los mercados mexicanos (o mercados de granjeros), ahorran muchísimo y la carne es más fresca que la de las grandes cadenas.

¿Piensas volver a Venezuela?

De vacaciones, y si acaso, es lo que suelo decir. Me encantaría volver en otras condiciones o en condiciones que sobrepasen mi situación actual. Lo de la inseguridad es manejable hasta cierto punto, pero la economía no.

Aquí me la paso viendo web sites de Venezuela, noticias, escucho la radio por Internet, etc; tengo cualquier cantidad de fotos y realmente me pega no tener el Ávila enfrente todos los días o disponer de una playa de verdad cuando quiera o asistir a una buena rumba.

El despelote de un Caracas-Magallanes en el Universitario es incomparable a la frialdad de tu silla asignada en un juego de los Cubs en el Wrigley Field, por muy famoso que sea el estadio.

Es gracioso a veces contar historias de lo que hacía o mostrar una foto de Mérida o Playa Medina a estos gringos y decirles «yo estuve allí», porque te caen a preguntas y quieren saber más de lo que para ellos es «exótico», y no los culpo realmente porque esta gente no sabe lo que es pasar trabajo como uno lo pasa allá.

Venezuela es un país único, definitivamente, y es muy triste tener que darse cuenta cuando se está tan lejos: playas, montañas, llanos, mujeres preciosas, sinceridad y preocupación por lo que te rodea, clima, amigos, familia, idioma y mamadera de gallo a todo momento para ver siempre el lado positivo de las cosas.

Lo extraño muchísimo, pero son cosas que obviamente estoy dispuesto a sacrificar por un futuro mejor. En fin, Venezuela es un gran país con una gran gente, sólo que no me gusta como esta ahora.

Testimonio publicado al 16 de noviembre de 2001

 

¿Quieres enviar tu testimonial?
Sigue las siguientes instrucciones, aquí>>