Valentina Mayorca, comunicadora desde Filadelfia, EE.UU.

Filadelfia

«De pana, yo no me iría en invierno»

Profesión: Estudiante de Comunicación
Edad: 19 años
Ciudad/ País de origen: Maracaibo, Venezuela.
Fecha de salida: 4 de enero de 2000
Ciudad/ País de destino: Filadelfia, EE.UU.

Testimonial de migración Valentina Mayorca desde Filadelfia, EE.UU.

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

En un principio el plan era irme por 6 ó 9 meses a estudiar inglés y regresarme para empezar a estudiar Comunicaciones en la Universidad Católica, pero mi mamá me sugirió quedarme a estudiar en Filadelfia.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Dejar todo atrás. Mi familia, mis amigos y Caracas, en general, es lo que más me duele y lo que todavía añoro. Más, cuando sé que en el extranjero sale caro estudiar y mis papás, aunque cuentan con recursos suficientes para cubrir mis necesidades básicas, no son ningunos millonarios.

Así que tuve que hablar con ellos. Lo fácil fue entrar a la universidad, solo tienes que conseguir los papeles que ellos piden y máximo en tres meses tienes una respuesta. Pero los requisitos varían de una universidad a otra.

¿Por qué seleccionaste Filadelfia como ciudad de destino?

Porque mi primo me recomendó los cursos de inglés de la universidad donde estoy estudiando ahora y me ofreció alojamiento por un tiempo. Además, no iba a estar sola, cosa que hizo mejor el proceso de adaptación. También fue la zona: en el Norte no hay tantos latinos como en el Sur, así que eso me obligó a aprender inglés.

Describe los primeros tiempos

A las dos semanas de haber llegado estaba llorando, estaba enferma y me quería ir para mi casa. La gripe horrible que me dio, quizás fue parte de esa adaptación por la que uno pasa. Error que nadie de un país tropical debe cometer: ¡no se vayan en invierno porque se van a querer ir! ¡Es horrible!

Además, el invierno que pasé fue uno de los más fuertes en Estados Unidos. Sin embargo, entre el buen trato de los profesores y la academia, más la ayuda de mis primos, ya para primavera (cuando la nieve se empezó a derretir) las cosas cambiaron y empecé a verlas de maneras distintas.

La comida fue lo que más me costó adaptarme. Aquí todo lo sirven en tamaño «jumbo», pero, créanme, hasta el estomago se te acostumbra. El clima fue el otro detalle, cambia de un segundo a otro y por ello te vuelves adicta a el canal del tiempo, una costumbre muy rara en Venezuela.

En cuanto a la ciudad, he conocido muchas áreas rápidamente, pero toda la vida ha sido así, me ubico rápidamente. En cuanto a costumbres, puedo enumerar muchas, algunas de las cuales se me han pegado o ya las empleaba sin saber que era algo muy «gringo».

Probablemente, la simpleza que tienen los americanos para vestir es algo muy característico de mi persona, desde que aprendí a vestirme sola. Lo que sí diría que se me ha pegado, es un poco el acento típico de Filadelfia cuando hablo inglés.

Describe tu situación actual

Ahora estoy ocupadísima porque estoy viendo cuatro materias en verano, trabajando tres veces por semana en un café en Drexel University, buscando un nuevo trabajo que me ofrezca más dinero y tenga que ver más con mi área de estudio, estoy mudándome y, además, necesito comprar casi todo nuevo.

Este verano las cosas van a cambiar un poco otra vez, pero estoy contenta porque ya terminé mi primer año, algo de plata estoy ganando y el hecho de tener mi propio apartamento me va a dar mayor independencia de la que ya había adquirido.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

No me arrepiento. Me parece una oportunidad única. Lo malo es que hay que sacrificar ciertas cosas, como dejar a tu familia y a tu gente. Ojalá y me los pudiera traer a todos para que vivan lo que yo estoy viviendo.

Ojalá y yo pudiera regresar y tener todas las oportunidades que he tenido aquí. Lo único distinto que haría es no venirme en invierno, sino en primavera o verano. Como dice mi generación, «de pana» que yo no me vendría en invierno.

¿Piensas volver a Venezuela?

Sinceramente me gustaría muchísimo volver. Ese es mi hogar, allí crecí y además duele en el alma saber que las cosas están tan mal y realmente no puedes hacer mucho, cuando quisieras hacerlo todo. Pero sería muy estúpido de mi parte regresar cuando las cosas están bien mal y lo que puedas hacer para mejorar el país no va a valer nada porque «el soberano» está muy dividido políticamente.

Testimonio publicado al 13 de julio de 2001

 

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