kraneo

Dejemos de lado la forma del mensaje que se trancribe, que como prosa me parece poco efectiva y como poesía es demasiado grandielocuente y ramplona como para conmover a alguien más que a la típica Doña Rosa que lee los aforismos de Don Narosky (Grandes palabras abstractas, lugares comunes, conceptos vacíos o que tenían sentido hasta que la poesía mágica del lugar común los vaciara) Una cosa es sentirte al lado de las Madres, su lucha, la injusticia, la gente con hambre, los inundados, y el dolor de un país destruido en favor de doce familias y cuatro lobbys. Otra es poner en la vereda de enfrente a los que se quieren ir y hablar de apátridas. Humildemente me parece que pasa por otro lado la cosa. Patria es lo cotidiano, lo que conozco, lo que siento mío. Personalmente preferiría que no existieran los conceptos de Patria, por lo menos no en la forma absurda de creer que una línea imaginaria realmente divide algo más que la cabeza de los que la trazaron. No puedo reprochar nada a los que deciden porbar suerte en otro lado, los que están cansados de pelear sin esperanzas. ¿Quién me creo yo para juzgar la desesperanza de otros? ¿Quién soy yo para señalar a quien bajó los brazos, y a quien le duele (no puede no dolerle) dejar su país, o al menos sus afectos para pasar a ser un "extranjero"?
Me parecen igual de frívolas las promesas de los comerciales de TV que la de la idea de los "Héroes de carne y bronce", no creo que porque una idea trillada esté escrita en poesía de cuarta va a ser más digna o menos lugar común y menos abstracta. Si a la estatua de San Martín no le importa que la caguen las palomas ni pasa hambre, no por eso voy a reprocharle lo mismo a una familia que cree ver una lejana y dura esperanza en otras tierras. A veces hay que dejar de lado los lugares comunes y pensar un poquito por nosotros mismos en dejar que lo hagan proverbios y máximas… Todos tenemos derecho de buscar nuestro lugar en este mundo, sea donde sea, de pelearla donde nos convenga, sin patriotismos vacíos como corralito. Seguramente muchos dirán que esa falta de patriotismo nos llevò adonde estamos… y no a un destino de "grandeza" como por ejemplo el Imperio de los EEUU, me atrevo a sugerir que el mecanismo opera a la inversa, seríamos mucho más patriotas siendo un Imperio y habría que verlos a ellos y cuanto de orgullo nacional les quedaría siendo un país destrozado por las élites que realmente, esas sí, no solo no tienen patria, sino la más mínima humanidad ni imaginación para saber lo que es sacrificar todo un pueblo en aras de sus intereses. Pienso que demasiado patriotas somos y demasiado amor le tenemos a este país aún en el estado en el que está, porque eso es irrenunciable, y está más allá de nuestra voluntad: amar el lugar en que crecimos.
Todo esto me hace acordar a los insufribles puristas de la lengua (siempre son pesados e insufribles los puristas) que se quejan de la contaminación del español con vocablos "foráneos", por ellos todavía estaríamos hablando latín.
Y me pregunto: ¿De donde habrá venido la Famila de Don Alejandro Schmidt, autor de la carta tan patriótica que se transcribe más arriba? Supongo que estaría esperando a los conquistadores cuando llegaron al Río de la Plata. ¿No?