NO TIENEN PERDÓN DE DIOS

NO TIENEN PERDÓN DE DIOS
04-17-2002 01:08 AM

NO TIENE PERDON DE DIOS
circula por toda América
——————————————————————————–

Caracas, 14 de Abril de 2002

NO TIENEN PERDÓN DE DIOS

Aún no puedo creer lo que está sucediendo. Después de haber luchado tanto,
de haber entregado nuestra alma, de haber arriesgado nuestras vidas,
nuestros trabajos, nuestra sangre, nuestros muertos, fuimos traicionados
por los que pensamos iban a protegernos como su deber les exigía.

Estas últimas semanas, Venezuela dijo basta al régimen del Teniente Coronel
Hugo Chávez, y lo hizo de manera enfática. Hicimos lo que teníamos que
hacer, fuimos hasta el final, sin miedo, con la firmeza que sólo puede dar
la razón de saber que estábamos en lo cierto. Y luchamos como nunca lo
habíamos hecho: mi país peleó…mi país peleó y ganó…mi país peleó y ganó
bien.

En la marcha del 11 de Abril del 2002, dimos la cara todos los venezolanos.
En ella nos tropezamos con nuestros amigos, con nuestros vecinos, el señor
del abasto, la señora que limpia, nuestras madres, personas con
impedimentos físicos que nos les importó su afección, nuestra familia, en
fin, nuestra gente. Esa tarde, le demostramos al mundo entero como lucha un
pueblo, como se arriesga la vida ante el atropello de un régimen
autoritario, y lo hicimos con un pito, una cacerola y nuestra bella y
preciosa bandera. Esas fueron nuestras armas para decirle al mundo «Ahora o
nunca».

Todavía me estremezco al recordar como nos masacraron al llegar a
Miraflores, recordar como esa misma gente que caminó a mi lado, fueron
ajusticiados de la manera más vil y cobarde. Allí no sólo murieron las 14 ó
15 personas que vimos en la televisión, allí murió parte de mi corazón y de
mi país. Esa tarde lloré como no lo había hecho en mucho tiempo, lloré por
esa pobre gente que sin saberlo caminaban pacíficamente hacia su muerte.
¿Cuántos de ellos caminarían a mi lado?

Aquí no hay más nada que decir. Nuestros flamantes militares, esos que
tenían la obligación de defendernos, de proteger la patria que les da de
comer, esos que entrenan toda su vida para una oportunidad como esta, se
voltearon, nos abandonaron, nos dieron la espalda. Nuestros militares
sencillamente se acobardaron y nos traicionaron. Prefirieron el bozal de
arepas que Chávez nos roba para dárselos a ellos. Prefirieron proteger al
hombre que dio la orden de asesinarnos, ese que dijo que no llegaríamos a
Miraflores por ningún motivo.

Ayer en la noche, los chavistas asaltaron Caracas, y su manera de protestar
fué secuestrando los trabajadores de los canales de comunicación, quemar y
saquear nuestra ciudad, y amenazar la vida de la gente que estaba en sus
hogares. ¿Y los militares que hicieron? ¿Cuántos de ellos fueron a defender
a los periodistas y camarógrafos que estaban secuestrados en RCTV?

Pues sencillamente, no tienen perdón de Dios. Venezuela recordará esta
traición por siempre, la forma cobarde de darnos la espalda. Así estarán
sus almas envilecidas y sus cuentas bancarias buchonas de tanto robar, que
no fueron capaces de hacer lo único que deberían hacer. Ahora entiendo por
qué esos militares de alto rango, con sus pocas excepciones, tienen
mansiones, restaurantes, hatos, haciendas, etc. Ahora entiendo lo que
significa que les asignen una aduana para custodiarla, ahora entiendo a
plenitud el Plan Bolívar 2000, ahora entiendo por qué Manuel Rosendo es un
ser que no le cabe un bocado más de comida en su atragantada garganta,
ahora entiendo por qué nuestros militares sólo sirven para desfilar el 5 de
Julio.

Pareciera que hemos luchado en vano, que nuestra gente se desgañitó y quemó
su piel bajo el sol para nada, que nuestros empresarios y medios de
comunicación se arriesgaron en vano, que pusimos nuestras vidas en peligro
y nada de ello valió la pena. Pues señores, de todo lo sucedido, hemos
aprendido muchas cosas: somos un pueblo valiente y honorable que luchamos
hasta el final, nunca dimos un paso atrás, y que nuestros militares son
unos corruptos, encubridores de asesinos, cobardes y sobretodo traidores a
la patria.

Por todo ello: NO TIENEN PERDÓN DE DIOS.

A todos aquellos militares que fueron leales a su gente hasta el final,
esos que dieron la cara con valentía, que se arriesgaron todos estos días
diciendo la verdad por televisión, que se mantuvieron firmes hasta el
último minuto en la Carlota y en sus bases; a todos ellos, gracias.