Elvis, testimonio desde Dinamarca

Dinamarca

«El futuro lo veo muy interesante y promisiorio»

Edad: 31 años
Ciudad/ País de origen: Caracas, Venezuela.
Fecha de salida: 1995
Ciudad/ País de destino: Odense, Dinamarca.

Testimonial de migración Elvis, testimonio desde Dinamarca

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Bueno, en general la respuesta es muy simple: por amor. Me enamoré de una chica danesa que vivió en Venezuela varios meses y me comentó sobre lo interesante y bonito de su país, además deseaba entrar en contacto con otras culturas.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Cuando uno está enamorado y además tiene la oportunidad de empezar desde cero en otro lugar, creo que no hay nada en el mundo que lo detenga a uno.

Yo siempre entendí el emigrar o salir al exterior como algo positivo, es decir, tener la oportunidad de aprender otros idiomas, de conocer otras culturas, de intentar surgir por mis propios méritos en un lugar desconocido y exótico, donde lo extraño se convierte en tu pan de cada día.

Sabía de antemano que el comienzo iba a ser duro, como todo, pero tenía la confianza en mi mismo y en la que es hoy mi esposa, en que todo lo podíamos superar, por eso nunca me hice la pregunta de por qué tenía que salir o no.

Creo que debería ser algo natural que todos los jóvenes venezolanos puedan viajar al extranjero y conocer la diversidad y oportunidades que existen en el mundo.

¿Por qué seleccionaste Odense como ciudad de destino?

Cuando me vine a Dinamarca mi novia estudiaba en la universidad de una ciudad llamada Odense, por eso me estacioné allí. Odense es un lugar bellísimo, con unos 170.000 habitantes y con todos los encantos de una ciudad en Escandinavia.

Llegué en pleno verano, con 28 grados y todo el mundo en bikini y franelitas. Les puedo decir que Dinamarca en verano es un lugar precioso, además la gente es mucho más abierta y divertida.

El problema fue cuando en noviembre empezó a nevar y a nevar y no paró casi hasta abril del siguiente año, si señor, todo no podía ser tan perfecto.

El clima en Escandinavia es totalmente diferente a mi Caracas de los 28 grados todo el año, ese fue mi primer gran inconveniente, adaptarme al frío y a la oscuridad, porque entre noviembre y abril estar en Escandinavia puede compararse con vivir dentro de una nevera, frío y oscuro, claro, luego del otoño sólo se percibe un poco el sol y llegamos a tener casí 19 horas de oscuridad cada día.

Yo había trabajado en Venezuela y me traje todos mis ahorros, lo que me daba un colchón económico por unos 6 meses, además, mi novia era estudiante por lo que sólo vivía de su beca (todos los estudiantes en Dinamarca tienen derecho a una beca) y de trabajos ocasionales.

Yo también empecé a buscar trabajo, primero daba clases particulares de español a muchos estudiantes de la universidad, luego empecé a llevar periódicos y, para ese momento, me di cuenta de que con sólo dar un par de horas al día de español y un par de horas con los periódicos ganaba mucho más dinero que mi trabajo profesional de 40 horas en Venezuela.

Les puedo asegurar que fueron momentos excelentes, ya que realizábamos vida de estudiante, con muchos amigos, fiestas y momentos románticos, de paso, les comento que en Escandinavia el estereotipo de latino es muy positivo, nada que ver con la percepción que tienen los gringos de nosotros, por lo tanto, la discriminación hacia personas de habla española es casi inexistente aquí, todo lo contrario, la gente se te acerca para hablar en español o para preguntar cualquier cosa sobre Latinoamérica.

Luego vino el otro gran problema: el idioma. El danés es un idioma gramaticalmente primitivo comparado con el español, pero cuando tienes que hablarlo y pronunciarlo se pasa trabajo. Para poner un ejemplo, se pueden pronunciar las vocales de unas 40 formas en danés, y yo estoy contento con poder pronunciar unas 10.

El tiempo pasó, nos casamos, tuvimos nuestro primer niño, yo de inmediato conseguí trabajo en otra universidad de ayudante de macroeconomía, negociaciones interculturales, etc. Mi esposa terminó su carrera y nos fuimos a Copenhague que, en mi opinión, es una de las ciudades más perfectas del mundo.

Con unos 1,2 millones de habitantes, limpia, con todo tipo de restaurantes, teatros, cafés, y oportunidades laborales, la han convertido en una ciudad muy multicultural, donde consigues gente de todo el globo.

En definitiva, luego de 5 años me siento bastante realizado e integrado dentro de la sociedad, aunque siempre seré venezolano o, mejor dicho, latino. Tenemos nuestro segundo retoño, ambos desempeñamos trabajos altamente calificados y el futuro lo veo muy interesante y promisorio.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

En lo absoluto, estoy contento con mi familia, mi trabajo, mis amigos y la sociedad en donde vivo. En Dinamarca he aprendido muchísimas cosas sobre igualdad, derechos individuales, oportunidades y sistema del bienestar, donde todo el mundo tiene derecho a casa, a comida y a estudio, si lo desea.

Eso sí, los impuestos son muy elevados y cada vez que llega el invierno el humor desaparece por 4 meses para volver a florecer en primavera.

¿Piensas volver a Venezuela?

Quizás. Tenemos pensado mudarnos en nuestra vejez a un sitio más cálido, como Margarita, España, Miami o México. Yo no veo la situación como que todo consiste en irse de Venezuela o volver a ella.

Creo que mientras existan distintas posibilidades de formación profesional, intelectual y personales, cualquier parte del mundo puede ser mi destino.

Como dato les informo que Dinamarca necesita con urgencia médicos, enfermeras, personas con conocimiento de informática e ingenieros, así que, si tienes algunas de esas calificaciones, tienes una buena posibilidad profesional en este país nórdico.

Para mayor información, consulten a los consulados y a la embajada danesa en Venezuela. Mi consejo para todo aquel que desea viajar fuera de Venezuela es que lo intente y que se lo tome como una aventura en donde siempre se aprenden muchas cosas. Hay que ir con la mente abierta a aprender y respetar otras culturas, sin perder tu identidad. Suerte para todos.

Testimonio publicado al 29 de julio de 2001

 

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