Richard Toledo, ingeniero desde Oakville, Canadá

Oakville

«Lo único que nos falta para sentirnos completos es nuestro queso blanco»

Profesión: Ingeniero Químico, MBA en Finanzas.
Edad: 49 años
Ciudad/ País de origen: Acarigua, Venezuela.
Fecha de salida: 23 de junio de 1995.
Ciudad/ País de destino: Oakville, Ontario, Canadá.

Testimonial de migración Richard Toledo desde Oakville, Canadá

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

La más fuerte razón fue la de buscar un mejor futuro para mis dos hijos, quines al momento de nuestra partida contaban con 16 y 11 años. Darles una seguridad de acción que no la veía, en ese entonces, en mi país.

La segunda más fuerte fue buscar para toda mi familia (esposa, hijos, padres, suegra) un lugar donde pudiese conseguir una mejor calidad de vida en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.

No hubo razón profesional, económica o política que me hiciera salir de mi Venezuela querida, ya que salí sin un trabajo seguro, a sabiendas de que me comería mis ahorros al principio, pero que sentaría unas bases fuertes para el futuro de mis hijos.

La tercera causa fue que a mi mamá le trataron de robar su carro a mano armada en “Plaza Las Amétricas” (Caracas), en mayo de 1995 y ya esa “lotería” no quería seguirla jugando.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Contras: dejar mi trabajo, donde tenía una carrera ya de 15 años y una «seguridad laboral». Alejarme de mis familiares. Pros: saber que conseguiría un mejor futuro para mis hijos, de eso estaba seguro.

Entraría a vivir en un país donde se puede planificar tanto económica como familiarmente, ya que la situación en Canadá es bastante estable en lo económico y es un país que está formado por familias extranjeras con muchos valores.

Saber que vas a estar en tu vejez con seguridad social y sin ser una carga para nadie en tu familia, ya que el estado te protege totalmente.

Saber que mis padres, después de haber trabajado tantos años en Venezuela, no tenían una protección social, sólo la que les daba mi seguro de la empresa donde trabajaba, pero que en Canadá tendrían una protección global y de primera calidad.

¿Por qué seleccionaste Oakville como ciudad de destino?

Mi esposa había estudiado parte de su bachillerato en Canadá. Cuando estudié mi MBA en Boston, viajamos muchas veces a Canadá y nos encantaron sus diferentes ciudades y pueblos.

Era en ese entonces, cuando aplicamos (1994), el único país de los siete grandes del mundo que tenía una política de inmigración seria y bien estructurada.

Elegimos a Oakville porque es un pueblo cerca de una gran ciudad como Toronto, de la cual puedes disfrutar, cuando quieras, sus diferentes eventos y atracciones, pero al mismo tiempo significa vivir en un pueblo mucho más tranquilo y donde mis hijos se podrían adaptar más fácilmente.

Me dieron información sobre Oakville y todo lo que vi, al llegar el primer día que la visitamos, nos encantó.

Describe los primeros tiempos

Toda adaptación es dura y más en un país extranjero, sin amigos o familiares que te guíen (como fue nuestro caso) en los primeros meses. Comprendimos rápidamente a todos los inmigrantes de Venezuela y por qué son tan luchadores y tenaces.

El primer año no conseguí trabajo, ya que me pedían experiencia canadiense o me consideraban sobre calificado para los trabajos a los que aplicaba. Esto no nos hizo desmayar en nuestro esfuerzo de seguir adelante y conseguir un mejor futuro para nuestros hijos.

Persistir es la mejor fórmula para triunfar, definitivamente. Me busqué, entonces, mi propio trabajo: compré una franquicia PakMail con la que nos fue bastante bien. Toda la familia trabajaba o colaboraba en ella. Por dos años consecutivos fuimos el número uno en ventas en Canadá para el sistema de PakMail.

Esta franquicia nos hizo conocer muchas personas en Oakville y, también, muchas casas de antigüedades de Toronto usaron nuestros servicios.

Nos hicimos miembros de la Cámara de Comercio de Oakville, fuimos miembro del grupo que promocionaba el intercambio internacional con otros países, como Japón y Estados Unidos. Esta franquicia la vendí hace solo seis meses.

Nuestra familia se adaptó paulatinamente al frió canadiense de seis meses. Luego, el verano es una belleza y no tiene nada que envidiarle al de Venezuela. Mis hijos, mi esposa y yo ya teníamos el inglés, así que no nos fue difícil adaptarnos al idioma.

En este pueblo todo se te hace fácil y lo resuelves rápido. Haces cinco o seis actividades (banco, licencias, permisos, etc.) en menos de una hora.

Poco a poco fuimos recibiendo más y más venezolanos en Oakville y al mismo tiempo conociendo otros que vivían en otras ciudades o pueblos cercanos, lo cual nos ayudó a descubrir dónde conseguir los productos nuestros para hacer arepas, casabe, etc.

En junio de 1995 nos considerábamos la única familia venezolana en Oakville, hoy por hoy somos más de 25 familias y en el área de Toronto y sus alrededores pasamos de 4.500 familias venezolanas. Lo único que nos falta para sentirnos completos es nuestro queso blanco.

Describe tu situación actual

Ya que vendí mi franquicia, la cual me hizo conocer la forma de hacer negocios en Canadá. Sigo con la empresa que fundé para comprar e iniciar PakMail-Oakville y estoy trabajando por mi cuenta desde mi casa. Sigo en mi actividad de empacado y envió de antigüedades y obras de arte a todo el mundo.

Me quedé con clientes muy selectos y que han apreciado mi trabajo por más de seis años, confiando en mi piezas antiguas y de valor (de hasta $100.000 por pieza).

Al mismo tiempo un bufete de abogados de Toronto, viendo que nuestra familia ayudaba a los diferentes venezolanos que llegaban a radicarse en Oakville y sus áreas vecinas, me ofreció que los representara en Venezuela, organizándoles en distintas ciudades seminarios de inmigración al Canadá para profesionales y empresarios. He estado haciendo esta actividad desde mayo de 2000.

Ya hemos ayudado a unas 50 familias en estos dos años y pico. Al principio organicé los seminarios con una familia amiga de Caracas, pero que ahora esta acá, en Oakville, porque también ellos consiguieron su inmigración. Ahora lo estoy organizando o coordinando con una prima de mi esposa.

He formado también, en sociedad con un amigo, una empresa de intercambio comercial Canadá-Venezuela. Ya tenemos varios productos que estamos comercializando en ambas direcciones. Estamos siempre en la búsqueda de representaciones de productos venezolanos para Canadá y de representación de productos canadienses para Venezuela.

En cuanto a mi familia: mi hija ya se graduó en McGill University. Sabe hablar inglés, francés y español, por supuesto. Se graduó con honores y está trabajando actualmente en un banco suizo en New York. Mi hijo, el menor, va a entrar en la universidad este año, espero logre lo mismo o mejor que su hermana, con el favor de Dios.

Mi esposa trabaja en un Colegio Universitario desde hace cuatro años y se siente de lo mejor. Siempre con la idea de ayudar, en lo posible, a que sus familiares inmediatos se vengan a estudiar o a vivir a Canadá. Mis padres ya tienen su apartamento en un edificio de personas mayores.

Mi mamá y mi suegra están ya en su tercer año de inglés, en una escuela de adultos del municipio y se sienten de lo mejor con sus adelantos en el idioma.

Algo también importante que vale la pena decirlo: en forma macro Canadá, en los últimos nueve años, ha quedado entre los tres mejores países para vivir en el mundo, ocupando durante siete años el primer lugar de la lista.

En forma micro, el precio del litro de leche no ha cambiado en estos siete años que tengo viviendo aquí, la inflación lo máximo que ha quedado en un año es en 2.5 %, el número de personas muertas por causas violentas en un año en Toronto, en estos últimos siete años, ha sido de sólo 50 personas.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

Gracias a Dios tomamos esa decisión en ese año, a pesar de que todos mis compañeros de trabajo me llamaban loco, me aconsejaban que me quedara, que seguramente se mejoraría la situación, en fin: nunca me arrepentiría de la decisión tomada.

Al ver el progreso alcanzado por mis hijos en sus estudios, la tranquilidad con la que vive mi familia en general, hace positiva la experiencia. No haría nada distinto, en general sólo tratar de conseguir representaciones de productos venezolanos antes de la llegada al Canadá.

La recomendación principal es mantenerse unidos como familia y lograr con entusiasmo y mucha persistencia el propósito que se fijen y quieran alcanzar cuando salgan de Venezuela.

¿Piensas volver a Venezuela?

Sí, de negocios, de vacaciones o a visitar a mis familiares, pero por corto tiempo. No creo que me adaptaría al ritmo de vida que se vive actualmente en Venezuela.

Testimonio publicado al 15 de septiembre de 2002

 

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