Iván Soltero, productor creativo desde Chicago, Estados Unidos

Chicago

«Mi lugar como venezolano responsable está representando mi tierra en otras latitudes»

Profesión: Productor Creativo de Medios de Comunicación.
Edad: 30 años.
Ciudad/ País de origen: Caracas, Venezuela.
Fecha de salida: 1976, luego volví a mediados de 1980.
Ciudad/ País de destino: Chicago, Illinois, EE.UU.

Testimonial de migración Iván Soltero desde Chicago, Estados Unidos

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

La verdad es que esa decisión no fue mía: mis padres debían ir a los Estados Unidos a completar sus estudios de postgrado y especialización, por lo que, obviamente, los hijos estábamos incluidos en sus planes.

Pero además, ellos ocuparon puestos de trabajo y consiguieron sus respectivos números del Seguro Social. Mi mamá fue funcionario de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho y mi papá Especialista Médico, pero también estaba becado.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Para esa época dificulto que sabía lo que estaba pasando, de hecho, mi hermano apenas tenía meses de nacido, de modo que cuando empezó a hablar, lo hacía en inglés. Para cuando volvimos a Venezuela él estuvo cerca de un año completamente mudo porque no entendía a nadie.

Yo, en cambio, me volví bilingüe y educado a la usanza estadounidense. El choque cultural fue tremendo: me obligaron a escribir en letra Palmer, algo que desconocía por completo, pues, lo fundamental allá es Script y el solo hecho de que mandaran tarea a la casa me pareció inconcebible, en mi colegio anterior permanecíamos el día entero en actividades dentro de las instalaciones y las tareas se hacían allí mismo.

Lo más fuerte fue ver cómo me convertía de «niño pequeño genio» a «inadaptado incorregible», pues, los latinoamericanos tenemos una habilidad natural para absorber conocimientos y destrezas a un mayor nivel que los mismos estadounidenses, así que su sistema educativo nos resulta muy sencillo.

Pero en Venezuela, tropecé con un sistema por demás absurdamente complicado, manejado por personas también igual de complejas que no entendían mis reclamos para que me devolvieran mi status de «niño». Los niños en el primer mundo son algo sagrado y son tratados y respetados como personas.

¿Por qué seleccionaste Chicago como ciudad de destino?

No hubo tal decisión. Primero llegamos a Miami, donde estuvimos cerca de seis meses. Esos días los recuerdo muy bien y con mucho cariño. Vivíamos en unos town houses en Breekel Avenue, una zona bastante respetable y, por supuesto, había piscina. Yo pasaba todo el día en ella.

Mis padres estaban terminando unos cursos previos mientras nos mudábamos a Chicago. El hecho de volver si fue decisión de mi papá. Él siempre ha estado convencido de que él debía pagar su deuda con el Estado venezolano por costearle todos sus estudios de Medicina.

En Venezuela, los estudios de Medicina son inversión del Estado, no se estudia en ninguna institución privada, así que el beneficio de invertir en la formación de nuevos médicos debía ser recompensada con profesionales de alta calidad, que de una u otra manera prestaran un servicio, aunque sea comunitario, a nivel público.

Por otra parte él siempre sintió que aquí en Venezuela podría dar un servicio importante y ser alguien importante para su comunidad, mientras que en Estados Unidos, solo sería un médico extranjero más que absorbe las bondades de su sistema de primera.

Mi mamá regresó junto conmigo seis meses más tarde porque ella todavía tenía asuntos pendientes que resolver en Chicago y estaba esperando su relevo en la Fundación. Ella hizo un Master en Administración Pública y Sistemas Administrativos. Yo estudié varios años de primaria en el Lake Shore School de Chicago.

Describe los primeros tiempos

Fueron mágicos, siendo niño uno no siente las dificultades que experimentan los adultos mientras se adaptan. Para mi papá no era mayor cosa, porque mi abuelo era estadounidense y él ya había estado allá numerosas veces. Sin embargo, él no tiene nacionalidad estadounidense.

Una de sus hermanas sí, porque nació, allá justo en una de esas temporadas largas de estadía. El idioma y la idiosincrasia se absorben como esponja cuando se es niño. Y se adquieren los valores y tradiciones propios de la región con muchísima facilidad. No hay ningún tipo de rechazo a las nuevas enseñanzas.

Sin embargo, me desconcertaba ver la conducta de mis amiguitos en Venezuela cuando veníamos de vacaciones. Recuerdo que me pedían que cantara las canciones en inglés de las comiquitas de moda una y otra vez.

En cuestión de días, uno se siente muy confortable e integrado a una sociedad donde puedes andar solo por la calle y preguntarle a cualquier adulto alguna cosa, ser escuchado, obtener respuesta y participar en un intercambio entre personas de diferente edad que se consideran iguales de todos modos.

Recuerdo que los policías de esquina eran los más atentos a mis peticiones.

Describe tu situación actual

Actualmente tengo 30 años de edad. Estoy casado, tengo una hermosísima hija de 6 meses y vivo en un anexo de la casa de mis padres. Dirijo mi propia empresa, una pequeña; pero a pesar de la buena factura, nunca es suficiente para comprar mi propia casa. Mi carro me lo regalaron.

Tengo un premio, Mención de Honor, en un Salón Nacional de Diseño, el cual considero como mi título de Diseñador Gráfico porque el Jurado lo integraron reconocidas personalidades de alto rango en la materia. Prácticamente todos los conocimientos y destrezas que atesoro los obtuve como autodidacta.

Soy Productor Gráfico de Carrera y me he especializado a duras penas en Imagen Corporativa. Trabajo en esto desde los 16 años. Estudiar en Venezuela es dificilísimo y muy costoso. Tuve que dejar mis estudios universitarios por la mitad por falta de fondos.

Nunca tuve oportunidad de aspirar a becas porque en los centros de enseñanza donde estuve no estimulan la competencia ni el buen rendimiento. A pesar de llevar buenas calificaciones tuve que repetir el 5to año por Parasistemas Sabatino porque me habían aplicado el artículo ese que anula el año escolar por inasistencias.

Igualmente, nunca fui a clases, presenté exámenes por el 100% de la nota del año y obtuve mejores calificaciones que cuando cursé regularmente.

Después, me dediqué a viajar por Venezuela durante dos años, desempeñando trabajos diversos: desde sembrar maíz, ser mesonero y chofer de un Diputado, hasta ser Encuestador, Promotor, Coordinador de Recreación de Industrias Chicco en un plan vacacional y Asistente a la Sala de Arte en Leo Burnett Publicidad.

Intentaba encontrarme a mí mismo. No obtuve lo que realmente necesitaba durante el Bachillerato, así que lo busqué afanosamente por mi cuenta. En Estados Unidos siempre te enseñan a desarrollar y valorar tus propias capacidades y para ese momento ni siquiera conocía las mías.

Actualmente soy políglota, compongo música, dirijo pasantías, dicto cursos, asesoro tesis, edito libros, CDs y produzco eventos y productos gráficos para clientes transnacionales y locales. Soy Fotógrafo, Redactor Publicitario, Manualista y Diseñador Gráfico, Publicitario e Industrial.

En síntesis, desarrollo Productos Comunicacionales orientados a la Imagen Corporativa de mis clientes y a la satisfacción de necesidades del receptor. Nada que pueda estudiar en Venezuela, que no sea participando en diversas labores y dejando huella.

Y precisamente por el desorden que pudiera interpretarse, le di el nombre de Producción Creativa. No pude estudiar formalmente en mi propio país. Pienso lograr un título académico de todos modos.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

Me arrepiento de no irme de nuevo cuando pude hacerlo sin ataduras de ningún tipo. Ahora el asunto es más complicado: mi esposa está terminando su tesis y hasta que no se gradúe no puedo tomarme en serio salir del país para darle a mi hija una educación y trato adecuados a su humanidad.

Me niego rotundamente a que mi hija sea adoctrinada. Sé cómo es formarse como individuo en una sociedad que te respeta como alguien valioso y quiero darle eso a mi hija y devolvérmelo a mi mismo, porque he sido tratado durante 20 años como un extranjero en mi propia tierra.

Nunca me he adaptado a las maneras venezolanas. Es una suerte haber conocido a mi esposa aquí, donde nunca pensé que encontraría a alguien que tuviera la misma calidad de pensamientos que me fueron propios alguna vez.

Sin embargo, nunca podría imaginar mi vida de otra manera a la que viví aquí, así que, de alguna forma, hice lo que debía en el lugar donde debí hacerlo.

Una ventaja de Venezuela es que como se trata de un país importador por excelencia, pude apreciar una panorámica de 360 grados y absorber diversidad de culturas, conocimientos e ideas que estoy seguro habría rechazado en los Estados Unidos, porque allá son tan estructurados que seguramente sería un militante activo de sus conceptos y valores.

La verdad es que pienso que la del venezolano es una cultura tan universal en sus posibilidades, que ser venezolano es una real ventaja con respecto al resto del mundo. En ese aspecto tengo mucha suerte.

Pero también es obvio, que nuestra sociedad no está capacitada para albergar intelectos que necesitan una civilización estructurada capaz de proporcionarle recursos que le permitan desarrollarse y dar un aporte trascendental al mundo entero.

¿Piensas volver a Venezuela?

No. Pienso seguir relacionado con él de diversas maneras. Algunas personales, otras profesionales. Pero creo que mi lugar como venezolano responsable -que no se desenvuelve adecuadamente con el resto de los que aquí habitan- está representando mi tierra en otras latitudes.

A Venezuela le debo mi formación como hombre y como ser humano y pienso pagarle con el mismo agradecimiento y respeto que mi papá nos inculcó por esta tierra. Me gustaría que un día Venezuela sea un destino obligado para todas las personas en algún momento de sus vidas.

Que la gente anote en esas listas que hacen para las metas de sus vidas: conocer Venezuela. Eso me gustaría. Creo que soy uno de esos venezolanos de exportación que deben ser venezolanos en otra tierra para llevar a Venezuela al resto del planeta.

Cada venezolano vino a este país con una meta particular, ninguno está en esta tierra por azar.

Testimonio publicado al 03 de mayo de 2002

 

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