Vanessa Patrick, ingeniera de sistemas, desde Barcelona, España

Vanessa Patrick

«La mentalidad aquí es que tienes que trabajar duro para conseguir lo que quieres».

Profesión: Ingeniera de sistemas
Edad: 35 años
Ciudad/ País de origen: Venezuela.
Fecha de salida: 9 septiembre de 1996
Ciudad/ País de destino: Antillas Holandesas – Barcelona, España.

Testimonial de migración Vanessa Patrick desde Barcelona, España

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Tenía 25 años y me ofrecieron un trabajo como gerente de sistemas en un hotel holandés, en la isla de Bonaire. Me pareció una buena oportunidad para conocer otras cosas y trabajar con gente diferente. Por eso lo acepté.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

En ese momento ninguno, porque había planeado volver a Venezuela al término de dos años, lo cual lastimosa o felizmente no ocurrió. Siempre pensé en regresar, pero cuando el mandatario actual de nuestro país se quedó y se quedó, decidí que volver no era lo que nos convenía ni a mi familia ni a mí.

Mi madre me aconsejaba que no retornáramos porque daríamos pasos hacia atrás.

¿Por qué seleccionaste Barcelona como ciudad de destino?

En el caso de Bonaire-Curazao porque la oportunidad se presentó; pero nos cansamos de esas islas aburridas y sin proyección de futuro. Mi madre es española y yo había venido muchas veces a España. Desde pequeña, me encantó este país y me sentía superidentificada con él.

Cuando supe que no volvería a Venezuela, empecé a poner mis ojos en España y aquí estamos muy contentos. Como dicen otros relatos, el comienzo no es fácil, pero te adaptas rápidamente.

Describe los primeros tiempos

El primer mes en España fue fatal, ya que quería un empleo y lo que ofrecían era terrible. Estábamos en verano cuando se paraliza la producción y todo el mundo busca divertirse, un concepto difícil de entender en países tropicales.

Al mes siguiente, conseguí un trabajo de teleoperadora, donde ganaba 900 euros al mes y me gastaba 700 en una señora que me cuidaba a los chicos. Esto resultó nefasto. Sin embargo, no desistí y seguí buscando una ocupación en mi área y en niveles más altos. Al fin, después de dos meses, lo logré.

Describe tu situación actual

Una empresa de software, considerada la primera en el ámbito mundial, fue la que me abrió las puertas. Me encuentro en Barcelona y aún no hablo catalán, pero trato de aprenderlo y lo entiendo muy bien, ya que es superfácil.

Empecé con un contrato temporal, lo que significaba que a los nueve meses me podían echar a la calle sin ningún problema. Conseguí el contrato de empleada fija infinito… y aquí estoy, muy bien todos, comiendo la famosa pata de jamón serrano y obteniendo cosas y comodidades que no hubiese podido lograr en tan corto tiempo en Venezuela.

Tenemos dos hijos: uno de 16 años y otro de 7 años. Los dos están superfelices, la integración no constituyó un problema para ellos y cuentan con muchos amigos. Los estudios de alto nivel exigen mucho más que en Venezuela. De hecho, la mentalidad aquí es que tienes que trabajar duro para conseguir lo que quieres.

Estoy muy de acuerdo con este lema. No crean que al llegar la gente va a estar esperándolos para hacerles llano el camino… no, eso no pasa, debes demostrar que vales, que eres correcto y quieres mejorar. De este modo, las puertas se van abriendo rápidamente.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

No me arrepiento de haber venido a España. Eso sí, hay que tener mucha fuerza interna para lograr las metas. Mi marido llegó aquí con mil euros y, a pesar de ser un profesional de la hotelería, le costó seis meses empezar a ver la luz.

De hecho, pasó hambre y frío en las calles, momentos muy difíciles, pero cortos. Nosotros, el resto de la familia, llegamos a los seis meses.

¿Piensas volver a Venezuela?

No, aunque no puedes decir «de esta agua no beberé». En realidad, hoy en día atravesamos en el mundo una situación global de confrontación muy delicada, en la cual lo que pase en los países donde vivamos dependerá de las decisiones que tomen unos pocos. Obviando este pensamiento, aquí moriremos, si el destino nos lo permite.

Testimonio publicado al 01 de julio de 2007

 

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