María Asprón, contadora desde Asturias, España

Asturias

«No es tan fácil, ni tan idílico».

Profesión: Contador Público.
Edad: 44 años.
Ciudad/ País de origen: Venezuela.
Fecha de salida: 10 de septiembre de 1997.
Ciudad/ País de destino: Gijón, Asturias, España.

Testimonial de migración María Asprón desde Asturias, España

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Nos fuimos de Venezuela, el país que nos acogió desde niños, por la inseguridad y buscando calidad de vida.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Lo mas difícil fue dejar la familia, los amigos y el trabajo.

¿Por qué seleccionaste Gijón como ciudad de destino?

Seleccionamos Gijón, porque regresamos al lugar donde nacimos que es Asturias, una ciudad con mar, totalmente cultural y muy grata.

Como teníamos pasaporte comunitario (de la Comunidad Económica Europea) pudimos optar en España a la Seguridad Social inmediata; tenemos mucha familia, pero no es lo mismo venir de vacaciones que quedarse entre ellos a vivir.

Nadie te informa de nada, para conocer la ciudad donde vivimos, mi esposo y yo tuvimos que caminarla solos y buscarnos la vida como pudimos, para alquilar apartamento, comprar el «coche», etc.

Describe los primeros tiempos

Yo aún no me reconozco en esta ciudad, después de cuatro años, cuando salgo a la calle, me digo «esta no es mi gente». A veces, hasta cuando hablo y se me quedan mirando, he llegado a pensar que me expreso en otro idioma, pienso que no me entienden y es como rechazo al acento.

Como yo digo, si me bajan la Santa María, no hay quien me entienda hablando en español. Después que entienden lo que les digo, las expresiones son «qué suave hablas», «que acento más guapo», ¿eres colombiana?, ¿eres cubana?, ¿eres argentina? Después de que sales del país, te conviertes en una simple «sudaca».

Describe tu situación actual

Después de cuatro años, mi esposo es el que trabaja, yo no he podido, lo ayudo en su negocio. Esta sociedad es demasiado machista, por ejemplo, si vas al banco, cosa que en Venezuela es muy habitual, me han llegado a decir, » ya se lo dije a su marido» o «que venga él por aquí».

Así que, para tener trabajo es mucho mas difícil, sobre todo después que cumples 40 años. Aquí hay relativas oportunidades para los jóvenes y tener papeles comunitarios no te aporta sino la ventaja de la Seguridad Social, lo demás te lo tienes que «currar» tú. No es tan fácil, ni tan idílico.

Pienso que si hablo así de claro ayudaré a otras personas a que tengan conciencia de lo que tienen que enfrentarse. En Gijón pertenecemos a una Asociación Venezolana Asturiana (http://teleline.terra.es/personal/lublanco/), que hemos creado los emigrantes retornados de Venezuela, para divulgar la cultura del país que, en su oportunidad, nos acogió.

Esa es una actividad que me llena y es de mucho consuelo que mis problemas de adaptación al lugar donde vivo son comunes a todos. Recordamos a Venezuela positivamente y compartimos recuerdos y sabores, porque hasta hallacas y pan de jamón hacemos para celebrar la cena de Navidad.

Mantenemos una biblioteca y fonoteca venezolanas públicas, puestas a la disposición de los asturianos. En marzo de 2000 organizamos un concierto por Venezuela, con la presencia de Soledad Bravo y Fanco de Vita, que vinieron a darnos un concierto irrepetible.

Siento que es una manera de retribuir al país que me acogió y en el cual me formé.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

No hay arrepentimiento, ni podemos comparar un país con otro, pero me hace falta el calorcito de la gente, que haya contacto más humano, que te traten bien por teléfono, que todo el mundo hable bajito No es fácil. Los dos primeros años fueron horribles.

Cuando comíamos, mi esposo y yo, muchas veces evitábamos mirarnos porque estaba latente el regresar, pero hay que conformarse, las cosas no están fáciles ni aquí ni allá.

Una vez que superas ese tiempo el sentimiento que tienes es de resignación, has ganado en calidad de vida, es cierto, pero has perdido calidad humana, necesitas, además de la familia, los abrazos de los amigos, el sabor de la comida, la temperatura del agua del mar, el sol, los petardos en Navidad, que la gente grite «Feliz Año», celebrar el Carnaval con calor y no con frió, como aquí.

Lo que nunca perderé es la riqueza cultural que Venezuela me ha dado, el conocimiento del mundo, el no mirarte al ombligo, como alguna gente, saber que en la otra orilla hay un continente lleno de gente linda, querida y luchadora, que crea cosas hermosas y que no ha perdido la esperanza de que las cosas mejoren algún día. Ojalá que así sea.

¿Piensas volver a Venezuela?

Sí, no lo descarto. Aún conservamos nuestro apartamento en Caracas, hemos regresado dos veces en cuatro años y, por supuesto, volveremos siempre que podamos. Es demasiado importante conservar el contacto con Venezuela y si me ofrecieran el trabajo que tenía antes, volvería.

A Venezuela hay que quererla muchísimo, aunque cuando estemos en ella sintamos que todo nos agrede.

Testimonio publicado al 23 de septiembre de 2001

 

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