Johnny Simancas, ingeniero desde Washington, Estados Unidos

Washington, D.C.

«Aconsejo emigrar a otros países, como Canadá, Australia, Sudáfrica, España, Portugal, Italia, Alemania».

Profesión: Ingeniero, abogado, administrador, periodista y otras
Edad: 54 años
Ciudad/ País de origen: Maracaibo, Venezuela.
Fecha de salida: 8 de abril de1966
Ciudad/ País de destino: Washington, D.C., Estados Unidos.

Testimonial de migración Johnny Simancas desde Washington, Estados Unidos

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Tenía 16 años cuando me vine. Básicamente no hacía nada en Venezuela en esos tiempos, solo estaba envuelto en partidos políticos, parrandas y serenatas, no quería estudiar. Mis padres, al verme en esa situación, pensaron que lo mejor para mí era irme a otro país.

Yo no acudí al Consulado Americano en Maracaibo, sino que conseguí la lista de escuelas de inglés, les escribí y me contestó una de Washington, D.C.: el Institute of Modern Languages. Me enviaron el formulario I-20 y aquí estoy.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

En esa época, todo era fácil (desde muchos puntos de vista, para los extranjeros). Las dificultades fueron que yo no conocía a nadie, no tenía amigos, no hablaba inglés y no traía mucho dinero que se diga, ya que mis padres (q.e.p.d.) no eran millonarios, clase media, lo normal en esos días cuando 10 plátanos costaban un bolívar; el kilo de carne, tres bolívares, etc.

Traje suficientes dólares para pagar el curso de inglés de nueve meses de duración ($900.00) más $1.500.00 para vivir; pagaba $150 al mes en una “boarding house”, situada a media cuadra del instituto, con las tres comidas diarias.

Como dije antes, en ese tiempo había facilidades para nosotros, pero era muy raro encontrarse un hispano o latino, como lo quieran llamar.

¿Por qué seleccionaste Washington como ciudad de destino?

Como lo expliqué arriba, cuando escribí buscando una escuela para aprender inglés, me contestó un instituto de Washington, D.C., Estados Unidos, y este centro me facilitó todo para mi entrada a este país.

Describe los primeros tiempos

Al comienzo, viví todos los inconvenientes que describí antes. Sin embargo, a los cuatro meses de estar en Washington, un cubano que encontré en un estacionamiento (parqueo en spanglish) me ofreció un empleo y, al día siguiente, empecé a trabajar, de 4 p.m. hasta la medianoche, estacionando carros.

Ganaba $1.60 la hora, más propinas. Estudiaba de 9 a .m. a 3.p.m. Luego, me pidieron que trabajara los siete días de la semana. Al comenzar con mi empleo, me dieron el número de Seguro Social -indispensable para trabajar- el mismo día que lo solicité.

A los dos meses de haberlo recibido, recuerdo que conocí a un cliente que trabajaba en inmigración, hablaba español como Tarzán, pero nos entendimos, y él me dijo: «Tú mejor sacar residencia, es mejor que visa de estudiante, tú ir a mi oficina cuando quieras, tomar mi tarjeta, preguntar por mí». Yo no le hice mucho caso al gringo, pensé que me estaba tomando el pelo. Un día hablé con el cubano y le conté.

Entonces, este me aconsejó lo siguiente: «Oye, mi socio, es mejor que te saques la verde, porque así te puedes ir para donde tú quieras y no tienes que estar con eso de visas». Así que fui a inmigración, hablé con el norteamericano y, a la semana, ya tenía la Green Card.

Me la enviaron por correo y, durante varios meses, no supe para que servia ese carnet verde, hasta que, al año, intenté renovar mi visa de estudiante, y me dijeron: «Cuál visa de estudiante, si tú eres residente…ja ja ja, eso es esto y sirve para esto».

Así que, para esa fecha, me sentía bien en el trabajo, ahorraba dinero, luego saqué el bachillerato libre y me inscribí en la American University. Allí obtuve la licenciatura en Ingeniería de la Computación , también en Periodismo; hice una maestría en Administración de Empresas (MBA), estudié leyes y, en el año 1972, fundé el primer Centro Estudiantil Hispano en la American University, el cual fue, asimismo, el primero en una universidad americana.

En el año 1974, creé la Organización de Hispanos Unidos de Virginia, una asociación para ayudar a los poquitos hispanos que vivíamos por estas tierras en ese entonces. Trabajé para la ATT, IBM, Radio Shack. En el año 1980, la organización empezó a producir dinero y me dediqué a ella de lleno.

Hasta el sol de hoy, he ayudado a miles de hispanos con sus problemas y necesidades de inmigración, de trabajo, traducciones, asuntos personales y de otra índole.

En el 2003, el Tribunal Superior y el Tribunal Superior de Apelaciones de los Estados Unidos me otorgaron el premio por «Excelente Servicio Legal a la Comunidad Hispana». Igualmente, he recibido otros honores más.

Durante 14 años, dirigí un periódico que se llamaba “El Hispano», fui propietario de varios talleres de mecánica y de un instituto de computación.

Describe tu situación actual

Hoy en día estoy medio retirado, vendí todo, solo me quedé con la Organización de Hispanos Unidos, desde donde ayudo a los venezolanos que llegan y, especialmente, a los que califican para asilo político. De hecho, ya he ayudado a unos cuantos con resultados positivos.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

Con todo lo logrado en este país no sería justo arrepentirme. No obstante, mi consejo para los que se piensan venir en estos tiempos es el siguiente: ahora todo es muy difícil, no por el idioma, eso es lo de menos, sino que hoy resulta difícil trabajar legalmente.

No se puede sacar el Social Security, requisito número 1; por lo tanto, no hay trabajo, no expiden la licencia de conducir, cualquier infracción que algún extranjero cometa ocasiona su deportación

Además, conseguir la residencia es complicado, al menos que la persona se case con un (a) norteamericano (a), obtenga un contrato de trabajo con una empresa o califique para un asilo político. De otra manera, todo se dificulta actualmente en los Estados Unidos para los extranjeros.

Yo les aconsejo que traten de emigrar a otros países, como Canadá, Australia, Sudáfrica, España, Portugal, Italia, Alemania; pero a los Estados Unidos ni lo piensen. Repito que todo está muy difícil para los extranjeros, porque, después del tiempo de estadía que les conceden inicialmente, si vienen con visa de turistas y se quedan, permanecen ilegales.

La visa de estudiante es una posibilidad, aunque los consulados americanos exigen que la persona demuestre que tiene mucho dinero. Mi recomendación, especialmente a los venezolanos que piensan emigrar de nuestra patria: no planeen venir a Estados Unidos por ahora, ya que se ha vuelto muy problemático vivir aquí.

¿Piensas volver a Venezuela?

No lo he planteado. De cualquier modo, si algún compatriota viene para acá y califica para un asilo político, estoy a sus órdenes en Hispanos Unidos de Virginia.

Testimonio publicado al 13 de julio de 2005