Emilio Buitrago, ingeniero desde Filadelphia, Estados Unidos

Filadelfia

«Recomiendo mucha planificación, mucha lectura acerca del país al cual piensan emigrar y estudio del idioma».

Profesión: Ingeniero de telecomunicaciones.
Edad: 27 años.
Ciudad/ País de origen: La Guaira, Venezuela.
Fecha de salida: Septiembre de 1996.
Ciudad/ País de destino: Filadelphia, Estados Unidos.

Testimonial de migración Emilio Buitrago desde Filadelphia, Estados Unidos

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Desde hacía unos cuantos años tenía pensado superarme profesionalmente y aprender otro idioma. Temporalmente pensaba venir a estudiar por medio de un permiso no-remunerado que me ofreció la empresa en la que trabajaba, siempre con la idea de aprender inglés, hacer unos cuantos cursos de especialización y regresarme para culminar mi carrera de ingeniería.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

Creo que no fue difícil venirme para Estados Unidos, ya que dentro de los planes estaba regresar en un año a Venezuela.

Sin duda alguna, lo más difícil, después de haberme ido del país, fue adaptarme a estar sin mi familia. Especialmente sin mi mamá, que me tenía toda mi ropa planchada, comida calientita después de llegar de la universidad. Acá extraño mucho el calor de hogar.

¿Por qué seleccionaste Filadelphia como ciudad de destino?

Al principio, con una visa de estudiante llegué al estado de Virginia (Arlington), donde vivían mis primas. Empecé a perfeccionar el inglés en una escuela de idiomas en Washington D.C. (me había metido año y medio intensivo de inglés diario en el CVA, en las Mercedes, para no llegar tirando flechas con el idioma).

A los 6 meses de estar en Virginia, recibí una oferta de empleo en la ciudad de Filadelfia y fue ahí cuando decidí quedarme y probar suerte. En fin, ya había pasado solo mis primeras Navidades de muerte y mi primer invierno.

Describe los primeros tiempos

Al principio, como estudiante, empecé en un nivel de inglés avanzado (sólo dos niveles más y terminaba oficialmente el curso). A las pocas semanas, mi prima me consiguió un empleo de mesonero en un restaurante peruano y, en vista de que mi capital iba disminuyendo, tomé el empleo, en el cual estuve 1 mes.

De allí pasé a otro, como «bus boy», donde duré otro mes (sirviendo agua y cargando platos sucios). Fue ahí cuando me propuse buscar algo mejor. Una amiga me ayudó con un empleo en una tienda de computación, como representante de ventas.

Pasadas las Navidades y el Año Nuevo, ya me había acostumbrado muy bien al sistema, ya tenía mi carro, me movía cual pez en el agua y, en vista de que sabía el idioma lo suficientemente, decidí buscar empleo en mi área: las telecomunicaciones.

Al principio, otros inmigrantes no-venezolanos me decían que no iba a encontrar nada, que yo no era ciudadano, que «si el pato y la guacharaca». Les presté menor atención y emprendí mi ardua tarea de enviar mi résumé a cuanta empresa de telecomunicaciones encontraba en los periódicos.

A los pocos meses (1 y medio), mientras estudiaba de día y trabajaba de noche en la tienda de computación, recibí una llamada de un «head hunter» (cazador de talento) ubicado en Filadelfia y me comentó que tenía mi «curriculum vitae» y que tenía una empresa que estaba interesada en darme empleo.

Desde ahí en adelante todo cambió y di un giro de 180 grados. Lo mas cómico del asunto es que el día que me hicieron la entrevista telefónica yo estaba tan nervioso y, en vista de que no tenía ni la menor idea de muchos términos técnicos de telecomunicaciones en inglés, recurrí a una amiga americana que habla español para que fuera la intérprete durante la entrevista, ¿que tal?

Después de la entrevista, la cual contesté con aplomo, pero en español, me dije a mi mismo «que va, no tengo vida con esta gente».

Mi mayor sorpresa fue cuando el Director de Operaciones de la empresa me llamó en la tarde (ya sin nervios, sí pude hablar en inglés con él ) y me dijo que me estaba mandando un pasaje de avión para la entrevista personal.

Fui a la entrevista, le gusté mucho a los gerentes, ya que con mi acento latino yo tenía las cualidades para el empleo, y acá estoy. Llevo ya 4 años y medio en esta empresa.

Describe tu situación actual

Luego de muchos cursos de mejoramiento de inglés, pronunciación, etc., debo decir que todavía tengo mi acento latino.

Metí las equivalencias de los estudios que hice en Venezuela (Sistemas y Telecomunicaciones) y comencé a estudiar para sacar el título de Ingeniero en Telecomunicaciones, el cual voy a terminar, al paso que voy, más o menos para el 2100 (no tengo tiempo, me la paso muy ocupado con mi trabajo o viajando por razones laborales).

La empresa para la cual trabajo me sirvió de patrocinante para ajustar mi estatus de residente. Empecé como técnico y hoy día soy el Supervisor de Operaciones de la ciudad más grande, a nivel de suscriptores, de toda la empresa a nivel nacional.

He realizado una gran cantidad de cursos de capacitación técnica, laboral, recursos humanos, administración, etc. En fin, estoy en muy buena situación económica, laboral, social y espiritual, gracias a Dios. Eso sí, a mi país lo adoro, lo extraño y cada vez que tengo un tiempito libre me voy a disfrutar de mi gente, de mi familia.

Aquí, en mi casa, no falta la Harina P.A.N. Mantengo mucho contacto con muchísimos amigos venezolanos acá, en Estados Unidos, tu sabes, para no perder el acentico venezolano. Leo a diario los periódicos venezolanos en Internet y hablo con mi familia en Venezuela, por los menos, una vez a la semana.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

No me arrepiento. Considero que tuve un toque de suerte y, como para muchos, al principio fue sangre, sudor y lágrimas. El proceso de adaptación fue rápido, pero no fácil. Empezar desde cero, en otro país que no es el de uno, sin familia y muy pocos amigos, es definitivamente brusco.

Acá he visto a muchos venezolanos que al principio, al igual que yo, «pasaron las de Caín», pero en seis meses o un año se ubicaron en lo que querían. Eso sí, la preparación profesional, estudios universitarios, experiencia laboral y dominio del idioma inglés juegan un papel importante a la hora de hacerse valer como ciudadano común en Estados Unidos y no como un simple inmigrante en busca de suerte.

Acá conozco venezolanos que son desde chef de cocina, instructores de aeróbic, fisioterapeutas e ingenieros, que empezaron igual que yo, pero que con constancia, optimismo y preparación lograron, o están logrando, formar parte de la sociedad americana que muchas veces es racista, debido a la idea estereotipada de los latinos y al poco conocimiento de nuestras costumbres, historia, y, más aún, de nosotros los venezolanos.

Cuando me preguntan si soy hispano, les respondo que más que hispano soy venezolano, acá, en la China, en Rusia y donde esté. Me duele mi país, al igual que a muchos, y me molesta cuando los mismos venezolanos en el extranjero desprestigian nuestra tierra.

No todos, claro está, pero siempre hay un desubicado (a) que habla pestes de Venezuela, sin base y sin razón. Creo que la mejor manera de proyectar el país internacionalmente es dando la cara y sacando las cosas positivas que tenemos.

Referente a la situación política, que es la mayor causa de migración en Venezuela, así como la delincuencia, sólo me remito a lo que leo y veo en las noticias.

A las personas que quieren dejar su país de origen, les recomiendo mucha planificación, mucha lectura acerca del país al cual piensan emigrar y estudio del idioma, en caso de un país no hispano-parlante. Y luego, cuando ya estén en su punto de destino: paciencia, perseverancia y optimismo.

¿Piensas volver a tu país?

Hoy día me lo planteo como sólo de vacaciones, Navidades o, Dios no lo quiera, emergencias familiares. La falta de empleos, la inseguridad social y económica, y los salarios, juegan un papel importante a la hora de poner todo en una balanza. Desde aquí puedo lograr lo que quiero y ayudar a los míos en Venezuela.

Testimonio publicado al 21 de septiembre de 2001

 

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