Canadá cierra sus puertas: indocumentados en EE. UU. sin opciones de refugio

Canadá cierra sus puertas

Desafiando el crudo invierno, miles de migrantes indocumentados en Estados Unidos emprenden un arriesgado viaje para solicitar asilo en Canadá. Se internan por pasos fronterizos clandestinos como Roxham Road, en Quebec, con la esperanza de hallar en el norte la seguridad que les ha sido esquiva al sur. Pero su travesía está plagada de obstáculos legales, sociales y políticos que complican su búsqueda de refugio.

Restricciones migratorias canadienses para indocumentados

Canadá mantiene estrictas restricciones migratorias para quienes intentan ingresar sin documentos válidos desde Estados Unidos.

Conforme al Acuerdo de Tercer País Seguro, vigente entre Canadá y EE. UU., los solicitantes de asilo deben pedir protección en el primer país seguro al que arriben. En la práctica, esto significa que un inmigrante que llega primero a territorio estadounidense no puede solicitar refugio en Canadá presentándose en un cruce fronterizo oficial.

Las autoridades canadienses deniegan la entrada y retornan a Estados Unidos a quienes intentan hacer una petición de asilo de forma regular viniendo desde suelo estadounidense. Esto los deja sin ruta legal hacia Canadá.

Vías legales limitadas para ingresar a Canadá

Las vías legales para ingresar a Canadá son muy limitadas para los migrantes indocumentados en EE. UU.

Además del obstáculo que representa el Acuerdo de Tercer País Seguro, la mayoría de estos migrantes proviene de países que requieren visa para entrar a territorio canadiense. Esto descarta la posibilidad de ingresar como turistas o trabajadores temporales, pues es poco probable que obtengan un visado en su situación migratoria irregular.

Tampoco resulta viable para muchos el reasentamiento como refugiados desde terceros países, un proceso coordinado por agencias internacionales que exige permanecer fuera de Canadá mientras se tramita. Ante este panorama, la ruta más accesible es solicitar asilo una vez pisando suelo canadiense.

Sin embargo, debido al acuerdo bilateral, los migrantes se ven obligados a evitar los controles oficiales. La vía clandestina se convierte así en la única puerta de entrada viable: caminos rurales donde se cruza la línea fronteriza lejos de las garitas. Roxham Road, en la frontera entre Nueva York y Quebec, se ha vuelto el pasaje más transitado por miles de solicitantes precisamente por ser un punto no oficial que sortea las restricciones del tratado.

Impacto del Acuerdo de Tercer País Seguro en las solicitudes de refugio

El Acuerdo de Tercer País Seguro ha disuadido en gran medida los intentos de pedir asilo por la vía regular, pero a la vez ha incentivado los cruces informales.

Bajo este esquema, el flujo de solicitantes de refugio que ingresan por pasos no oficiales se disparó en los últimos años. Tan solo en 2022, unas 39.000 personas entraron de manera no autorizada a Canadá –principalmente por Roxham Road–, un récord.

Las probabilidades de éxito para quienes toman este camino son inciertas. De los más de 81.000 migrantes que han cruzado así desde 2017, apenas un tercio ha obtenido asilo. Aproximadamente otro tercio vio sus peticiones rechazadas o abandonadas, y el resto de los casos continúa pendiente.

Organizaciones de derechos humanos en Canadá argumentan que EE. UU. no es un país seguro para los solicitantes de asilo, quienes allí corren riesgo de detención o deportación. Un tribunal canadiense dictaminó en 2020 que el pacto violaba derechos constitucionales, pero ese fallo fue apelado y está pendiente de resolución ante la Corte Suprema.

Mientras tanto, en marzo de 2023 los gobiernos de Canadá y EE. UU. acordaron cerrar la laguna del tratado, extendiendo su aplicación a toda la frontera . Esta medida busca disuadir la migración irregular, pero expertos advierten que podría empujar a los migrantes a rutas más peligrosas para llegar a Canadá.

Obstáculos de vivienda, servicios sociales y tensiones políticas

La integración inicial de los solicitantes de asilo tampoco es sencilla. Durante meses no pueden trabajar y dependen de la asistencia pública. Muchas familias son alojadas en hoteles pagados por el gobierno, ante la falta de viviendas permanentes disponibles.

Si bien los recién llegados reciben atención médica y apoyo social básico mientras aguardan la resolución de su caso, la llegada de miles de solicitantes pone bajo presión a albergues, escuelas y sistemas de salud. Las autoridades de Quebec advierten que los servicios locales están al límite de su capacidad y han pedido al gobierno federal redistribuir refugiados hacia otras provincias.

Esta situación ha derivado en tensiones políticas.

Las autoridades de Quebec han instado al gobierno federal a frenar la llegada de indocumentados, atribuyendo la oleada de cruces a una postura demasiado permisiva desde Ottawa.

En Estados Unidos, ciudades como Nueva York –desbordadas por sus propias olas migratorias– incluso ofrecieron pasajes de autobús para que migrantes de refugios saturados viajaran voluntariamente a Canadá. Para muchos de estos inmigrantes, Canadá representa la última esperanza; pero al llegar se encuentran con un sistema de acogida saturado y normas estrictas.

Pocas opciones para lograr la residencia permanente

La residencia permanente en Canadá es un objetivo difícil para estos migrantes, cuya única vía realista es lograr el estatus de refugiado tras el debido proceso. Si su solicitud de asilo es aceptada, podrá obtener estatus legal y eventualmente optar a la residencia permanente; pero si es denegada, enfrentará la deportación y un futuro incierto.

Otros caminos migratorios –como los programas para trabajadores calificados, las visas de estudio o el patrocinio familiar– están fuera de su alcance.

Aunque Canadá planea recibir 1.5 millones de nuevos residentes permanentes para 2025, la mayoría serán admitidos por vías económicas o de reunificación familiar, no como asilados. De hecho, cada año apenas unos 30.000 refugiados consiguen la residencia permanente en Canadá, una fracción diminuta dentro de las metas migratorias del país.

En consecuencia, muchos indocumentados descubren que sus aspiraciones de una vida estable en Canadá tienen escasas probabilidades de concretarse.

La odisea de los inmigrantes indocumentados en EE. UU. que buscan refugio en Canadá está plagada de incertidumbre en cada etapa. Desde las políticas que les cierran el paso en la frontera hasta las dificultades para integrarse y obtener estatus legal, el camino es cuesta arriba. Aun así, miles mantienen la esperanza y desafían esas barreras decididos a encontrar en Canadá la oportunidad de reconstruir sus vidas.

 

Publicado el 13 de marzo de 2025.