El gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha un nuevo programa que busca ayudar a los cónyuges de ciudadanos estadounidenses a obtener la ciudadanía sin necesidad de abandonar el país. Esta medida, anunciada por la administración del presidente Joe Biden, tiene el potencial de beneficiar a unas 500.000 personas, ofreciendo un camino hacia la legalización que muchas familias han estado esperando.
Programa de ciudadanía de Biden ofrece esperanza a cónyuges migrantes, pero algunos quedan fuera
Sin embargo, el programa ha generado decepción entre aquellos que, a pesar de haber tratado de cumplir con las leyes migratorias, han quedado fuera. El nuevo plan representa uno de los cambios más importantes en la política migratoria de los últimos años.
A partir del 26 de agosto de 2024, los cónyuges de ciudadanos estadounidenses que hayan vivido de forma continua en el país durante al menos 10 años y que estuvieran casados antes del 17 de junio de 2024 pueden solicitar el estatus legal.
Esta política busca aliviar la carga emocional y financiera de miles de familias que, de lo contrario, se verían obligadas a seguir viviendo en la sombra y bajo la amenaza constante de ser deportados.
Un alivio para miles, pero no para todos
Muchas personas que, salieron voluntariamente de Estados Unidos para intentar regularizar su estatus, han quedado excluidas del nuevo programa. Para ellos, no hay garantías de que puedan beneficiarse de esta iniciativa, y las opciones disponibles son limitadas: o permanecen fuera del país por tiempo indefinido, o vuelven a vivir en Estados Unidos sin papeles, enfrentando un futuro incierto.
Un programa histórico en el contexto migratorio
Este programa de regularización es parte de un esfuerzo mayor de la administración Biden por abordar las cuestiones migratorias de manera más humana, similar a lo que ocurrió en 2012 con la creación de DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia). En aquel entonces, cientos de miles de jóvenes indocumentados que habían llegado a Estados Unidos con sus padres pudieron solicitar un permiso de residencia temporal. La diferencia, en este caso, es que el nuevo programa se enfoca en cónyuges y sus hijos.
El Departamento de Seguridad Nacional estima que aproximadamente 50.000 hijastros de ciudadanos estadounidenses también podrían beneficiarse de este programa. Sin embargo, la complejidad de los requisitos ha provocado que muchos inmigrantes sientan que, a pesar de los avances, todavía hay barreras significativas para obtener un estatus legal.
Críticas y elogios: Un debate nacional
No todos ven el nuevo programa con buenos ojos.
Grupos que abogan por políticas migratorias más estrictas, como la Federación para la Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR, por sus siglas en inglés), argumentan que la medida es demasiado indulgente y perjudica a aquellos que han esperado su turno para inmigrar legalmente. Según FAIR, el presidente Biden está apresurándose para implementar políticas que favorecen a los migrantes antes de que su mandato termine, lo que podría dificultar que futuras administraciones reviertan estos beneficios.
“Esto es un despropósito para aquellos que han seguido las reglas y están esperando pacientemente para obtener la residencia legal”, declaró un portavoz de FAIR. Sin embargo, los defensores de los derechos de los migrantes sostienen que este programa es un paso necesario para corregir décadas de políticas injustas.
Eric Lee, un abogado de inmigración con oficinas en Michigan y California, opinó que el programa es un avance, pero que debería incluir a las personas que salieron voluntariamente de Estados Unidos. “Estas personas están siendo castigadas por haber intentado seguir la ley”, afirmó Lee, añadiendo que el número de cónyuges que dejaron el país voluntariamente es “masivo”.
Aunque el Departamento de Seguridad Nacional no ha aclarado si estas personas podrán beneficiarse en el futuro, algunos abogados esperan que la presión de los grupos de defensa de los migrantes logre modificar los criterios de elegibilidad.
Impacto para miles de familias
Se estima que un 64% de los potenciales beneficiarios de este nuevo programa son de México, mientras que el 20% proviene de Guatemala, Honduras y El Salvador. Además de obtener permiso de trabajo, los beneficiarios pueden solicitar una tarjeta de residencia permanente (green card) y, eventualmente, la ciudadanía estadounidense. Sin embargo, no todos pueden acogerse a esta oportunidad.
Quienes hayan cometido delitos graves, como conducir bajo la influencia del alcohol, o tengan vínculos con pandillas, están automáticamente descalificados del programa. Para muchos, esta es una medida razonable que protege la seguridad pública, pero para otros, estas restricciones son una barrera más en un sistema ya de por sí complicado.
Un futuro incierto
A medida que el programa se implementa, muchos cónyuges y familias estarán pendientes de los cambios en las políticas migratorias que puedan beneficiarlos o excluirlos. El futuro de miles de familias migrantes en Estados Unidos depende ahora de cómo se desarrolle este programa y de sí se ajustarán los criterios para incluir a aquellos que han quedado fuera.
El camino hacia la ciudadanía en Estados Unidos es largo y, para muchos, está lleno de obstáculos. Pero este nuevo programa ofrece una luz de esperanza para miles de familias que durante años han vivido en la sombra, esperando una oportunidad para legalizar su situación.
Publicado el 21 de agosto de 2024.