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    El Nacional – Jueves 11 de Noviembre de 2004 A/4

    Un pasaporte venezolano

    Milagros Socorro

    Tras meses de suspensión -inexplicada e inexplicable- del otorgamiento de pasaportes, la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería ha vuelto a imprimir estos documentos. Siendo, como somos, parte de un mundo globalizado (tenemos, por tanto, que realizar viajes de trabajo y negocios) ; un país de amplias fronteras y natural intercambio con Colombia y Brasil; de población descendiente en buena proporción de inmigrantes, lo que predispone a miles de personas a un desplazamiento hacia los países de origen de sus padres (además de que ahora somos, también, un país de emigrantes, lo que induce a muchos a trasladarse para visitar a sus familiares en el extranjero) ; y tradicionalmente dado a las incursiones más allá de nuestras fronteras (trasiego que ya practicaban los habitantes autóctonos mucho antes de la llegada de Colón y del que el propio Libertador, gran andariego del siglo XIX, fuera cultor incansable) es muy lógico y previsible que se presentara una inmensa cantidad de solicitudes. No hay en ello sorpresa y era obligación del gobernante tomar las medidas para cumplir con su deber de expedir el documento en forma masiva sin que esto se convirtiera en una tortura para los ciudadanos y en ocasión para que los oficinistas encargados de procesarlos, cuyos salarios pagamos todos con nuestros impuestos, dieran rienda suelta al dictador que llevan por dentro y exhibieran una conducta de capataces con quienes necesitamos un pasaporte y nos negamos a pagar un gestor –o a cancelar la onerosa tarifa fijada para tal fin a los propios funcionarios que deberían servirnos- porque estamos en la convicción, correcta, de que no tenemos por qué mermar nuestros ingresos de trabajadores, de empresarios o de lo que sea, para ejercer un derecho que nos corresponde.

    LA PRIMERA COLA QUE HICE PARA ENTREGAR LOS PAPELES EXIGIDOS POR LA ONIDEX ME TOMó OCHO HORAS EXACTAMENTE.

    Una espera de pie la mayor parte del tiempo, bajo la lluvia en algunos tramos, y sumamente violenta porque con mucha frecuencia vimos llegar grupos de solicitantes que pasaban expeditos tras un gestor o conducidos por un empleado.

    Esto se hace sin disimulo, con todo descaro y con evidente intención pedagógica: si pagas, te ahorras la cola, los gritos, las groserías y, en algunos casos, los insultos y amenazas.

    Desde el primer momento se pone de bulto la irregularidad: la muchacha que ocupa el puesto 21 en la formación recibe un papel que le asigna el número 78, ¿dónde están las varias decenas de ciudadanos que la preceden?, ¿dónde se han metido, si ella llegó a la cola a las 3:00 de la mañana? Ya los verá desfilar después de las 8:00 am, cuando abran las oficinas.

    Los madrugadores alineados cuentan sus experiencias. Una pareja llegó a la Onidex de Catia después de pasarse 15 horas en la oficina de La Trinidad, noche entera incluida, sin que al final de la aterradora jornada obtuviera sus pasaportes. Los episodios de la sede de Los Ruices ocupan un lugar estelar en la relación de los horrores. Están los que se pasaron la noche entera en las inmediaciones del lugar con la vana ilusión de que esto les garantizaría una salida rápida al día siguiente.

    No fue así. Fue inútil el desvelo, el miedo, el desagrado, los constantes gritos de los policías que los despertaban cuando se adormilaban porque estaban “afeando el espacio público”. En una de esas jornadas, el jefe de oficina salió a gritarle a los que hacían cola y, señalando a una mujer que había iniciado una protesta al ver deslizarse unos recién llegados que ingresaban sin espera, conminó a un guardia nacional a que le diera “peinilla por ese culo”.

    Su ira había sido atizada por el hecho de que la señora calculó en voz alta el tipo de camioneta que podría comprarse con los millones adquiridos ese día como cobro ilegítimo por los pasaportes graciosamente concedidos ese día. No contento con este abuso, se dedicó a vociferar que qué hacía tanta gente pidiendo un pasaporte, que con qué iban a viajar, y llegó al paroxismo al señalar un hombre y espetarle: “Y tú, negro, con qué culo se sienta la cucaracha”. Cuando entraron a las instalaciones, el mismo funcionario salió y dio orden de que a la señora que había manifestado su indignación no se le diera el pasaporte. En todas las sedes se comprueba el mismo procedimiento: todos los empleados maltratan a los ciudadanos y ellos se gritan y mangonean entre sí, ejerciendo rudas presiones los de mayor nivel sobre sus subalternos.

    Lo que García Carneiro llamaría “sembrar el desaliento” con licencia oficial.

    En La Trinidad, un funcionario señaló a los ciudadanos y les gritó:
    “Escuálidos, muy bueno que estén buscando pasaportes, váyanse de una vez y nos dejan el país a nosotros solos”. En el centro, muchos solicitantes fueron despedidos con las manos vacías después de 17 horas de vigilia. En cuanto a mí, cuando quise preguntar cuántas horas faltaban para pasar al cubículo donde toman las huellas (gestión de pocos minutos) y cuánto tardarían en regresar los oficinistas de su almuerzo -se supone que hay horario corrido o que si unos se ausentan otros deberían continuar con la labor- el jefe de oficina de Catia me dijo, en tono grosero que vi trocar al meloso cuando aparecían grupitos que no habían hecho la cola, que faltaban las horas que fueran, que cuando uno iba al médico o al banco había que “sacrificar el día”. Este argumento lo escucharía repetido en mi segunda visita a la Onidex, pronunciado por un empleado de menor rango que azuzaba sus compañeros diciéndoles: “No le tengan miedo a la gente”. Desde luego, para ese momento casi 200 ciudadanos habíamos sacrificado el día… y nos faltaba mucho por perder.

    UN RETRATO DEL PRESIDENTE CHáVEZ FUE LO PRIMERO QUE VI CUANDO FINALMENTE LLEGUé AL CUBíCULO DE LA TOMA DE HUELLAS y firma del pasaporte en blanco. Fue un alivio ver su cara sonriente, la banda tricolor, el gran collar terminado en el escudo nacional, su traje de modisto. Por lo menos no tenía que contemplar el pote de basura mugriento de la mezzanina donde esperamos horas para que nos recibieran los papeles ni el cartelito en la puerta de un baño, donde alguien garabateó: “Sólo para orinar, está tapado” (los acentos son cortesía de El Nacional). En el primer piso seguían las filtraciones nada subrepticias de recién llegados, capitaneados por gestores o guiados por los mismos funcionarios que nos habían gritado para que nos alineáramos pegados a la pared (esperé los perros). Qué poca obediencia le deben al Presidente esos subalternos a quienes ordenó a acabar con la corrupción, la burocracia y la ineficiencia. Salvado aquel requisito me faltaban cinco horas en la segunda visita para recoger un pasaporte… ¡que salió con un dato errado!, y dos concurrencias más a la Onidex –cuatro en total, unas 20 horas sacrificadas en el altar de la corrupción y la ineptitud- para que me dieran un cuaderno vinotinto que me gané un día de San José cuando vi por primera vez la luz de Venezuela.

    Esta sumatoria de anormalidades condensa en un sólo escenario la degradación de la conducta del poder, así como los espacios donde ésta se despliega porque las oficinas de identificación son sucias, incómodas, totalmente inadecuadas para su misión. Si los encumbrados de este Gobierno se expusieran a este vía crucis comprobarían en carne propia que lo verdaderamente revolucionario hubiera sido instaurar un sistema, organizado y profesional, que tratara al ciudadano como tal, no como reclutas o prisioneros.

    #302766
    Invitado MQI
    Miembro

    Hola Luis,

    Esta historia es tetrica, lamentablemente esto lo leemos con frecuencia en este foro.

    Aunque duele aceptarlo ese es un fiel reflejo del estado en q esta Venezuela, sobran calificativos para describir lo triste y decepcionate de esta situacion. Muchas veces me pregunto, esto pareciera un pozo sin fondo porque no se ve la mejoria por ningun lado.

    Saludos,
    Marisela

    #302767
    Invitado MQI
    Miembro

    Sin animos de entrar en polemicas, pero esto no es nada nuevo en el pais ni tampoco es un problem intrinsico de la administracion actual (sin defender ni atacar). Es una desgracia o gracia (dependiendo como se vea) endemica o castigo divino o lo que sea pero no es nada nuevo. Me resulta gracioso que en la actualidad se escriba como si el mundo se estubiese descubriendo por 1era vez o como si nos quitacen algo que antes teniamos. Pues no Sres, esa realidad ha estado alli desde siempre. Lo que pasa es que antes sus miradas eran indiferentes y ahora los esta "salpicando"… Recuerdo que mi 1era y ultima licencia de conducir laminada (de esa latitud), me fue concedida como gracia divina despues de 8 o 9 a~os de haber aprovado el examen de manejo (que si presente). El comprobante temporal y valido por 3 meses, estaba casi desecho para aquel tiempo. Ahora, esto no fue nada traumatico era solo incomodo (pero esto era considerado como normal). Lo que si dejo sicatrices (que tardaron largo en sanar) y a Dios doy gracias por ello, fue la revalida de mi titulo universitario. Ese tramite me tomo exactamente 5 a~os y no horas sino meses perdidos haciendo colas, esperando gente para hablar, llamando por telefono, haciendo antesalas con autoridades y dignatarios cuyos nombres no quiero recordar, todo eso sin contar los miles de Bs gastados (Bs 38 por US$ a la sazon). Ademas de la sosobra y limbo laboral en el que me colocaron… Y todo para que?. Posiblemente para nada o para mucho… porque en menos de un a~o (despues de deambular por 5), de estar legal y formalmente inscrito y reconocido como tal en el Colegio de Ingenieros de la Republica de Venezuela, despues de todas esas Lunas, Soles y veranos de muchas veces malos tratos me largue, me fui, queme los barcos, lo que sea para estar lejos.

    Una decada ha pasado, y analizando en retrospecto, le doy mis mas sinceras gracias a todos aquellos funcionarios burocratas (de Universidades y del gobierno de ese turno, anteriores y futuros) por haberme ense~ado con su ejemplo, perceverancia y dedicacion constante e intensa como se hacen las cosas y como se trata a la gente en el pais. Gracias a todos uds y sus ense~anzas soy feliz. No tengo a~oranzas ni idealizo nada de aquel pasado. Tampoco creo que toda esa gente es bella y calurosa (no hay gente como la mia!, que estupidez!), ni que el cielo es mas azul que en otros lugares ni que los arboles son mas verdes. Toda esa cantidad de estupideces y sentimientos baratos prefabricados (porque debo confesar que los tenia y por eso habia vuelto a luchar y ha dar lo mejor de mi y mi profesion). Uds. mis maestros se encargaron de poner toda esa palabreria superflua en su sitio y en real perspectiva. Es alli cuando finalmente entendi eso de que hay que llamar al pan pan y al vino vino. Porque asi como la marihuana se puede sembrar revuelta con yuca. La yuca siempre sera yuca al igual que la mafafa sera mafafa.

    Sin mas, me despido haciendo votos para que donde quiera que uds esten vivan y puedan vivir como uds se lo merecen y que ademas, continuen ense~ando no solo con la palabra sino con el ejemplo y trato que solo uds saben dar a sus alumnos.

    Mil Gracias,
    Frank.

    #302768
    Invitado MQI
    Miembro

    Frank,

    Estamos de acuerdo, la burocracia y el desorden en los tramites publicos siempre ha sido una bola de nieve q nadie la para.

    Respeto tu opinion, en este caso no se trata de idealizar al venezolano eso forma parte de nuestra cultura porque asi funcionamos…!, por otra parte es bueno q te hayas ido de Vzla y te encuentres a gusto en el pais q estes.

    Sin caer en idealismos de ningun tipo y apartando eso y mucho de los miles de defectos q podamos tener, yo siempre extrañare lo calida q es la gente en Vzla. Con esto no quiero decir, q no puedo vivir en exterior sin la arepa ni las hallacas, no!, no se trata de eso. Mi comentario se basa en en ese calor humano q tenemos en nuestra sociedad, y tambien ese sentido de humor con q contamos, es algo inedito de la idocincarcia venezolana.

    Saludos y suerte
    Airam

    #302769
    Invitado MQI
    Miembro

    Hola Airam,

    Lamentablemente esa calidez tiene un precio, y es la "viveza venezolana" que hace que los venezolanos traten a la torera de saltarse las reglas, y el "primero yo y despues los demas" que tanto daña al bien comun.

    En cierto modo, la calidez y el orden a veces van en direcciones opuestas, y esta en cada uno de nosotros decidir que prefiere…

    Saludos,

    Enrique.-

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