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Juan C. Sosa Azpúrua // Un bolero para Venezuela
UN ESTUDIO REALIZADO por el Economist Intelligence Unit («The World’s Best Country. Why Irish eyes are smiling»), publicado en el especial World in 2005 de ese símbolo de la excelencia editorial que es la revista Economist, responde a la pregunta sobre cuáles países gozan de la mejor calidad de vida en la tierra. Se diseñó un índice integrado por 111 países (llevado al promedio de 74 para establecer peso definido de factores variables) donde se estableció que al menos 9 factores son determinantes. El principal de ellos es el ingreso, pero otros elementos como salud, libertad, empleo, vida familiar, clima, estabilidad política, seguridad y vida comunitaria fueron igualmente considerados. El premio gordo se lo llevó Irlanda, seguido por Suiza y terciado por Noruega.
EEUU, pese a ser la segunda nación más rica del mundo, después de Luxemburgo (GDP/ per cápita), terminó en el puesto 13, indicando claramente que en la vida hay cosas que simplemente no tienen precio (¿Será por eso que Mastercard es gringa?).
Por su parte, los tres últimos lugares se los llevaron Zimbabwe, Haití y Nigeria.
Una de las reflexiones que hace la publicación es sobre China. A pesar del entusiasmo que despierta, el país asiático se encuentra entre los últimos de la lista, puesto 60, y los rusos, tan de moda por estos lares, terminaron en el puesto 105 en el citado índice de felicidad.
Viendo la posición de estos países, saltan a la mente preguntas inevitables: ¿por qué atreverse a poner en las manos de Robert Mugabe la espada de Bolívar? ¿Qué sentido tiene buscar mercados energéticos en China? ¿Por qué tanta carantoña al amigo Putin?
Si hacemos una ecuación que se denomine «dime con quién andas y te diré quién eres», el resultado le regalaría a los venezolanos la excusa perfecta para un bolero, un palo de güisqui adulterado y una lágrima en el rostro.
Bueno eso sin nombrar que entre las ultimas imitaciones que hemos hecho los venezolanos quisimos revivir la revolucion bolchevique y la lucha de clases al punto extremo que al llegar de tu trabajo a casa te puedes encontrar que el parquecito de los niños, la caseta de vigilacia de la urbanizacion o incluso en tu propia casa se han asentado "tribus" de malandros venidos del interior de venezuela y han decidido convivir justo a tu lado o sobre ti, tristemente amparados por un dizque gobierno mamarracho y consentidor.
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