Vero Bonillo, técnica en Recursos Humanos desde Madrid, España

España

«Si hubiese tenido la información clara y concreta de cómo son las cosas aquí, no me habría venido con una ilusión falsa en la cabeza».

Profesión: T.S.U. en Administración de Recursos Humanos
Edad: 32 años
Ciudad/ País de origen: Venezuela
Fecha de salida: 12 de septiembre de 2002
Ciudad/ País de destino: Madrid, España.

Testimonial de migración Vero Bonillo desde Madrid, España

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Por aventurar y por escapar de la situación más bien política que económica. Sin embargo, creo que la principal razón fue la inseguridad y la falta de un empleo estable y bien recompensado.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

La decisión siempre es difícil. Yo viví anteriormente en Miami, Florida, y a pesar de que la experiencia no fue mala, nada hay como tu país, tus amigos, tu comida, todo tu entorno. Llegas a extrañar hasta el sabor del agua.

Ya sabía lo que nos esperaba, digo esperaba, pues estoy casada y tengo una niña de dos años. También mi madre y uno de mis hermanos emigraron de Venezuela a España.

¿Por qué seleccionaste Madrid como ciudad de destino?

No contaba con ninguna experiencia al respecto, más que venir de un seno familiar totalmente europeo, mi padre español y mi madre portuguesa.

Era tan solo hija de aquellos que fueron a Venezuela en busca de mejores oportunidades hace mucho tiempo y que, gracias a Dios, las consiguieron, pero con una cultura totalmente distinta de la de los españoles de ahora.

Describe los primeros tiempos

Creo que te adaptas por necesidad, pero los primeros meses fueron horribles, pues aquí en Madrid existe mucho racismo y son déspotas de nacimiento. No se acuerdan que ellos también emigraron y muchísimos lo hicieron a Venezuela donde ganaron todo el capital que hoy tienen gracias a ese país.

Nos rechazan solo con escucharnos hablar. Para conseguir apartamento o trabajo, si llamas por teléfono, con solo escucharte, te dicen que ya están tomados. Es horrible, todo el mundo cree que venimos en taparrabos y nos visten en el aeropuerto de Barajas.

Creen que todos somos unos indiecitos y, además, nos explotan trabajando. La ciudad de Madrid tiene muchas cosas bonitas, como los monumentos, teatros y edificaciones antiguas, pero eso es todo: puros edificios viejos y los nuevos son exactamente iguales a los viejos.

Aquí no sirve que tengas un título universitario, aquí tienes que trabajar en la construcción, en las telecomunicaciones o en la hostelería, que es lo único que paga bien, y digo bien hasta 1.000 euros, pues mi ejemplo es que trabajo 260 horas al mes, pero reconocidas en contrato de trabajo solo 160 horas, que es lo que establece la ley.

Bueno, ya estamos aquí y ahora es cuando conocemos la realidad de España. Los contratos son basura, solo 8% de los contratos del año 2003 fueron indefinidos; todos los otros temporales o por obra y servicio.

Los alquileres más caros de Europa son los de esta ciudad y se ubican en el puesto número 4 entre los más caros del mundo. A pesar de ello, aquí seguimos.

Describe tu situación actual

Soy una persona privilegiada porque tengo un contrato indefinido y, como buena venezolana, he sabido conservar mi trabajo que es lo que se estila en Venezuela, a punta de destruirme la espalda y manos, cargando cajas de cerveza en un bar, barriendo y pasando la fregona muchas veces al día (pues aquí no utilizan ni los ceniceros ni las papeleras, todo lo tiran al piso), asfixiada de tanto humo de tabacos y puros y aguantando la mala educación de la gente que, generalmente, no te pide las cosas por favor y menos te da las gracias.

Eso sí lo extraño de mi país. Mi esposo, saltando de trabajo en trabajo, tratando de buscar mayores ingresos y aprovechando que, como tengo un contrato fijo, él se puede mover. Mi hija en una guardería, casi no la veo, pues por el número de horas que trabajo ya se imaginan.

Estamos en planes de mudarnos a Tenerife. Allá hay más venezolanos y, felizmente, los canarios no son racistas con nosotros. No pueden porque Canarias se ha construido con dinero de Sudamérica y creo que casi todos tienen algún familiar en Venezuela o venezolano.

Lucharé por hacerles entender a los españoles quiénes somos. Por eso, no podemos perder nuestras buenas costumbres y nuestro «tono amable y cariñoso de hablar».

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

Una nunca debe arrepentirse, pues, si no hubiese venido, no pudiese opinar ni conocer la experiencia; pero, de verdad, creo que, si hubiese tenido la información clara y concreta de cómo son las cosas aquí, no me habría venido con una ilusión falsa en mi cabeza.

De todas maneras, no puedes hacer nada distinto, tienes que vivirlo y después analizarlo, porque nadie te lo va a contar mejor que tu propia piel.

¿Piensas volver a Venezuela?

Algún día volveré como lo hicieron mis abuelos a su madre patria. Mi padre era español y huyó de España por la guerra civil del 36, primero a Francia y luego a Venezuela, con su padre y su madre, quienes fueron los únicos sobrevivientes de mi familia de la guerra civil española, o sea, que no tengo familiares aquí; pero creo que, si él se hubiese devuelto y encontrara que su patria no es lo que él dejó, le daría mucha lástima y no aguantaría esto.

Yo tengo mucha fe en que Venezuela va a cambiar, van a pasar muchas cosas y muchos años, pero ojalá pueda disfrutar con mi hija la Venezuela que yo un día disfruté. Amo a mi país y no se imaginan lo triste que es estar fuera de el. Así que piénsenlo bien antes de salir.

Testimonio publicado al 28 de septiembre de 2004

 

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