Marta Bermúdez, ingeniera desde Oklahoma, Estados Unidos

Tulsa, Oklahoma,

«No me da miedo salir sola de noche, hay muchos policías en las calles»

Profesión: Ingeniera Química
Edad: 27 años.
Ciudad/ País de origen: Maracaibo, Venezuela.
Fecha de salida: 17 de marzo de 2001
Ciudad/ País de destino: Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos.

Testimonial de migración Marta Bermúdez desde Oklahoma, Estados Unidos

¿Por qué te fuiste de Venezuela?

Yo trabajo, desde hace casi seis años, en una compañía transnacional que le presta servicios a las compañías petroleras. Ellos me transfirieron a Tulsa, donde tienen uno de sus dos centros de entrenamiento.

¿Qué fue lo más difícil de la decisión?

La verdad es que irme de mi país no fue una decisión difícil en el orden profesional, ya que la compañía donde trabajo tiene entre sus políticas transferir a su personal cada 1-3 años a cualquiera de los países del mundo donde opera.

Yo ya había trabajado en México, cerca de la frontera con Estados Unidos, pero sólo estuve allá un año debido a que en ese período hubo la caída de los precios del petróleo y repatriaron a muchos empleados en todo el mundo.

Antes de que me transfirieran a Tulsa ya tenía dos años en Venezuela, específicamente en Ciudad Ojeda, y estaba ansiosa porque llegara una asignación internacional a cualquier parte del orbe. La situación criminal en mi país me asustaba. En el edificio donde vivía trataron de robar unas dos veces.

En mi apartamento no se metieron porque vivía con mi perra (Chow Chow) que ladra mucho al oler algo desconocido. Personalmente, lo más difícil de irme fue alejarme de mi familia y amigos. Mi papá tiene una condición cardíaca de cuidado y quisiera estar más cerca de él.

Mis sobrinos crecen y me los estoy perdiendo. No me pude traer a mi perra conmigo. Además, mi novio vive en Bogotá y no tiene visa para ir a Estados Unidos. En Colombia las entrevistas en la embajada para obtener visa las están dando para más de un año después de la solicitud. Así que sólo puedo verlo dos veces al año.

¿Por qué seleccionaste Tulsa como ciudad de destino?

Yo no lo seleccioné, fui transferida como instructora a Estados Unidos. Podría haber sido Inglaterra, donde está el otro centro de entrenamiento, o cualquier otro país del mundo, con otro cargo. Fue pura casualidad.

Describe los primeros tiempos

Yo me vine con una visa L1 que te permite trabajar aquí. Una firma de abogados en Estados Unidos, contratados por la compañía empleadora, me envió a Venezuela todos los papeles de petición de la visa.

En cuanto me llegaron sólo tuve que firmarlos y llevarlos a la embajada en Caracas. El día después de la entrevista me dieron la visa L1 por cuatro años e inmediatamente partí. Me estaban esperando para empezar a trabajar.

Debo decir que para obtener la L1, tanto mi contratante como yo, tuvimos que corroborar que me realmente me desempeñaba profesionalmente en tareas altamente especializadas.

Al llegar alquilé un auto y me pagaron un hotel mientras conseguía una vivienda alquilada y me compraba un carro. En Tulsa el servicio de transporte público prácticamente no existe, sólo cubre una ruta y con muy pocos buses; por lo tanto, aquí hay que tener un carro.

Compré un carro y alquilé un departamento de un solo baño y un solo cuarto. En pocos días obtuve la tarjeta del seguro social y la licencia de conducir, pero para poder hacer esto último debía tener el carro asegurado.

Por ser joven y extranjera, es decir, sin récord de manejo ni crédito o seguro en Estados Unidos, me querían cobrar una cifra exorbitante por seis meses de seguro.

Conseguí, después de mucho buscar, una forma de pagar menos, sin salirme de las normas de la aseguradora. Sin una historia de manejo aquí, la prima de seguro para el carro es indecente y, por no tener historial, el crédito que me dieron para mi carro fue de un interés mucho mayor del que le facilitan a cualquier estadounidense con un empleo mucho peor remunerado que el mío.

No pude asegurar médicamente a mi papá, ni siquiera pagando la totalidad de la prima, ya que no hay aquí un seguro colectivo de la compañía. El seguro médico es pagado en su totalidad por el empleado y sólo es para su cónyuge e hijos, no para los padres.

Podía alquilar muebles o comprarlos. Decidí comprarlos usados en excelente estado y no costaron mucho, ya que alquilar salía caro a la larga. No me pude traer a mi mascota, ya que trabajo a media hora de Tulsa y no regreso a la casa hasta la noche, así que la perra estaría sola mucho tiempo.

Además, no tiene pedigrí y aquí en Tulsa los perros sin pedigrí deben ser esterilizados. El problema se presentaría si se perdiera y la consiguiera la perrera.

Describe tu situación actual

Mi sitio de trabajo es un centro de entrenamiento a donde vienen empleados de la compañía provenientes de todo el mundo a cursos que duran un máximo de mes y medio. Hay clases de lunes a sábado, o sea, que los sábados también laboro.

Es una tarea muy absorbente y mis únicos amigos han sido mis alumnos, pero ellos van y vienen. No conozco a nadie de la ciudad. Me ha sido muy difícil hacer amigos estadounidenses. Esto ha sido por el poco tiempo que tengo libre y por la forma de ser de la gente aquí, no son tan accesibles como los venezolanos.

Por ser soltera y sin hijos me quitan más de 35% de mis ingresos para el pago de los impuestos. Apartando el seguro social y lo que pago en seguro médico, me queda un poco más de la mitad de lo que es mi sueldo mensual.

Económicamente, ser transferido a Estados Unidos no es muy rentable debido a los impuestos y a que el coeficiente de ayuda geográfica no existe por ser primer mundo. Vivo en un apartamento pequeño, bien bonito, excelentemente ubicado y costoso.

Tengo un carro nuevo el cual pago en cómodas y largas cuotas. Pienso llevármelo a Venezuela en cuanto me cambien, ya que aquí costó un poco más de la mitad de lo que vale en Venezuela.

La ciudad es muy tranquila, no me da miedo salir sola de noche, hay muchos policías en las calles, la mayoría de la gente maneja decentemente.

¿Te arrepientes de la decisión? ¿Qué harías distinto si pudieras repetir la experiencia?

No me arrepiento de la decisión tomada. Estaba deseosa de recibir una asignación internacional y ser enviada para acá significó, además de un mejor estándar de vida, una promoción en sueldo y cargo dentro de la compañía.

A todo el que sea profesional que se quiera ir, le recomiendo, si tiene la opción, que se vaya de Venezuela con un trabajo acorde con su profesión, para que no enfrente dificultades, y con una empresa que lo apoye para arreglar la visa.

La verdad es que si yo no trabajara en una compañía transnacional que transfiere tanto a su personal por todo el mundo, «yo también me quisiera ir».

¿Piensas volver a Venezuela?

Por supuesto, pienso ir en diciembre de vacaciones y siempre querré ir. En Venezuela están mi familia y mis mejores amigos.

Adicionalmente, hay mucha posibilidad de que en el futuro me asignen de nuevo a Venezuela. Lo aceptaría con un poco de miedo de vivir allá, pero sabría que es temporal y tendría a mi familia cerca por un tiempo.

Testimonio publicado al 12 de agosto de 2001

 

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